sábado, 30 de noviembre de 2013

Historias de detectives

Por Juan Manuel Bellini

James Bond con la cara de Roger Moore, Sean Connery, Pierce Brosnan, Daniel Craig, mostraba desde la pantalla del cine a un personaje seductor capaz de resolver enigmas saltando de un lugar al otro del planeta y consumando con las mujeres más lindas. A Mariani no le conocemos la cara, pero sí sus historias a través de tres novelas: Calibre.45, Carne seca y la recién reeditada Banco de niebla. Mariani no tiene la suerte de Bond, no conquista mujeres y sus viajes son más modestos. De Buenos Aires a Puerto Madryn, a La Plata, a Salta, a Chos Malal. Pero si el personaje creado por Ian Fleming en 1952 (el mismo año en que nació Malharro) hoy sobrevive en el cine, Mariani vive en la literatura. Tanto el lector erudito como el consecuente o el ocasional suelen devorarse las páginas de sus aventuras. Aventuras de ayer, de hoy y de acá. En Carne seca, el autor supo narrar sucesos de la última dictadura sin empantanarse en el tono políticamente correcto en el que cayeron otros escritores. En la nota sobre las ficciones que se metieron con el genocidio le dimos un lugar merecido. Malharro construye hechos ficcionales con una base real. En Banco de niebla se interna en la Argentina previa al golpe, la época en que la Triple A ya era un grupo de tareas que se perfeccionaría como máquina criminal poco después. También a ese tiempo oscuro llegará la novela. Mariani va a ser torturado, tendrá un tiroteo de película en una ruta de ripio, incurrirá en la burocracia de una oficina pública, en el diálogo engañoso con un portero, recibirá información sobre la Triple A en el CELS, visitará el taller de su ladero Demarchi y siempre tendrá tiempo para concurrir al bar Británico: el aleph de todas las novelas de Malharro. Así como Demarchi no es Watson, Mariani tampoco es Sherlock Holmes. Lejos del preciso detective british o del duro Philip Marlowe, Mariani llega a su casa y una de sus tías le pregunta: “¿Comiste algo, nene?”. Mariani es de acá cerca, de Buenos Aires. Si bien tiene una mirada nostálgica sobre su porteñidad se aleja del folleto turístico. No la siente una ciudad idílica, pero le gusta. El café y el tango siempre lo acompañan. Y lugares tan promocionados como Puerto Madryn o Cafayate sirven a la trama tanto como el recorrido por pueblitos como Chos Malal. 

La cuenta, por favor

La prosa de Malharro es precisa, tiene frases duras como el género policial lo exige y nada es casual ni inocente. Un personaje es Bárbara Drivman, una quebrada casada con un marino que remite a una persona bien real: Anita Dvatman a quien en la ESMA conocían como Barbarella (por la famosa película de los ’60 protagonizada por Jane Fonda), que terminó casándose con el represor Jorge Radice. Este ex teniente de fragata dio en el Juicio a las Juntas de 1985 una de las declaraciones más célebres y terribles: “A mí la superioridad me fijaba un blanco y yo ejecutaba la orden impartida por la superioridad, ése es el procedimiento, soy un militar o fui un militar, me determinaban un blanco y yo accionaba las armas”. En 1998, desde Página/12 Miguel Bonasso escribía que Radice era “un personaje dostoievskiano, de los que integraron esa zona gris de perversa relación entre los verdugos y una reducida minoría de sus víctimas que Alfredo Astiz acaba de reivindicar. A tal punto que se casó con la guerrillera quebrada Anita Dvatman (alias Barbarella), una temible ‘marcadora’ que entregó a varios de sus compañeros”. El matrimonio, en los ’90, esa década donde todo era posible, terminaron haciéndose amigotes de Rodolfo Galimberti. Malharro utiliza el registro de la ficción, mete la historia de Barbarella en su novela y no queda descolgada dentro de la trama. No es la historia principal, se trata de una de las tantas de un libro lleno de peripecias, como apunta Juan Sasturain en el prólogo: “En esta novela se puede fumar. No es frecuente en estos tiempos light encontrar novelas que admitan fumadores. Pero acá Mariani fuma y habilita. En realidad, en Banco de niebla se puede hacer de todo; de todo menos dejarla”. Más que atinada recomendación de Sasturain. 

Noche y niebla 

Hay diversas frases sobre la paranoia. Charly García decía: “Si no sos paranoico, es porque estás desinformado”; el Indio Solari: “Cuando uno está paranoico no quiere decir que no te estén siguiendo”; y Ricardo Piglia: “También los paranoicos tienen enemigos”. Pero, ¿cómo no vivir con paranoia en 1975? Las patotas de la Triple A y las de la última dictadura llenan de miedos a personajes que circulan por el teatro San Martín o por Salta. Mariani, que vivió esos años, dice desconocer qué pasó y a través del consejo del periodista Salinas llega hasta el CELS y se entera. Y sufrirá en carne propia de qué trataba todo eso cuando se encuentre cara a cara con una patota de represores en el presente. Lo seguirán hasta el sur, adonde huye y busca un secreto. Un VW Golf, un Renault 19 y una Ballester Molina alcanzan para una escena que no se olvida fácilmente, donde el lector parece escuchar los estampidos y ver la humareda negra. El Gordo Demarchi aparece en las tres novelas, al igual que las tías Eva y Edy, solteras y dispuestas a malcriar a este sobrino del que ni siquiera saben muy bien a qué se dedica, pero a quien le atienden el teléfono para encontrar a interlocutores enigmáticos y estrafalarios. Un personaje nuevo es Mario Soler, jugador y ex cantante de boleros en los cabarets de Centroamérica. Le da refugio a Mariani y tienen diálogos jugosos. Son precisamente los diálogos otro mérito en la escritura de Banco de niebla. Tomemos un ejemplo: —Veo que conoce bien a la policía, profesor. —Tuve ese placer cuando me detuvieron en el San Martín, después pude profundizar este conocimiento en 1976, cuando estuve preso aquí en La Plata. —¿Lo detuvieron por causas políticas? —En este país la cultura es política, más en aquellos años. —No lo sé. No leo muchos libros, no tengo tiempo para ellos. —Usted parece ignorar muchas cosas, Mariani. Triángulo equilátero Banco de niebla, Calibre.45, Carne seca, tres novelas protagonizadas por Mariani y editadas por Mil Botellas, ¿por cuál empezar? Por cualquiera de las tres; se leen independientemente y son adictivas. El periodista Ricardo Ragendorfer deja en el prólogo de Calibre.45 una frase compartida por lectores de los tres libros: “Lo cierto es que durante horas no pude apartar la mirada de aquellas hojas”. También muchos escritores que se acercan a su lectura coincidirán con ese “acababa de leer una historia que a mí me hubiera gustado escribir”.

Nota publicada en Otros círculos del mes de noviembre de 2013. 

lunes, 25 de noviembre de 2013

Mil Botellas llegó hasta Salta. De vuelta en casa, compartimos las fotos del viaje

La editorial Mil Botellas en la Expolibros 2013 de la ciudad de Salta, presentando el libro Sombra del fondo y otros cuentos de Carlos Hugo Aparicio. Compartimos su lanzamiento.


 El Cabildo de Salta

 Silvia y Ruth en el estand de la Expolibros que ofrecieron y vendieron Sombra del fondo...

 El hall de Expolibros donde se presentó el libro

El escritor Víctor Fernández Esteban

 La poeta Teresa Leonardi Herman, leyendo un poema en homenaje a Aparicio

 La familia de Aparicio, en la invitación a comer empanadas salteñas

Emmanuel en el aeropuerto de Salta

viernes, 22 de noviembre de 2013

Nuevo punto de venta en Salta

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Salta capital.    

domingo, 17 de noviembre de 2013

Los cuentos de Aparicio desafían todo horizonte

Ramón Tarruella, uno de los editores que lleva el timón de la editorial platense Mil Botellas desde hace siete años. Antes de desempeñar ese rol decisor era sólo un lector apasionado que atesoraba libros en su biblioteca. Entre sus favoritos estaban los textos de una colección de Legasa, de los años 80, que rescataba a ciertos autores, relevantes aunque casi desconocidos. Un día, en una librería de Buenos Aires, encontró “Sombras del fondo”, de Carlos Hugo Aparicio, en una edición de Legasa que reunía, además, otro de sus libros de relatos, “Los bultos”. “El libro costaba dos pesos. Todavía tengo el precio estampado en la primera página -le contó Tarruella a El Tribuno-. Recuerdo que lo dejé un tiempo en mi biblioteca, durmiendo. Mucho después lo leí y me impactó muchísimo el primer cuento, "Los bultos'. Aparicio lograba recrear un mundo propio y realista, pero con ciertos desplazamientos hacia lo absurdo. Me encantó. Así que a principios de este año nos propusimos contactar a Aparicio, a sus parientes, con la idea de reeditarlo”. Y el proyecto se concretó. Mil Botellas presentó ayer en Salta la nueva edición de “Sombras del fondo” que, al igual que aquel viejo volumen de Legasa que Tarruella conserva en su biblioteca, también suma cuentos de “Los bultos”. Diez relatos en total, con el inconfundible pulso y la hondura existencial del escritor que nació en La Quiaca y le apostó al día a día en Salta. La reedición de Mil Botellas fue presentada por el escritor salteño Víctor Fernández Esteban y el editor Ramón Tarruella, y en la sala estuvo presente el autor, don Carlos. El acto se desarrolló en la Casa de la Cultura, en el marco de Salta Expo Libros. ¿Pero qué fue lo que más impactó a Tarruella lector y editor de los textos de Aparicio? “Por un lado, su lenguaje coloquial capaz de reproducir imaginarios e ilusiones truncas de personajes que andan por los márgenes. En este sentido, los relatos de Aparicio se hallan emparentados con la cuentística de Zuhair Jury, Daniel Moyano y Héctor Tizón. La particularidad es el tono vanguardista, la forma de empalmar los diálogos, el uso de la puntuación, la forma literal de hacer hablar a sus personajes. Creo que allí se nota la influencia de William Faulkner. Y ese rasgo rupturista es propio de Aparicio. Se trata de un auténtico estilista”, subrayó. Y ahondó aún más en su pormenorizado análisis literario: “Las tramas de Aparicio son oscilantes. Una preocupación que parece trivial en los personajes puede transformarse en una inmensa angustia. Nunca se sabe bien hacia dónde rumbean sus historias, y eso hace a su literatura contemporánea, siempre renovada”. Lo que le pasó a Tarruella con la obra de don Carlos (esa insondable necesidad de compartirla) tiene antecedentes. La primera novela de Aparicio, “Trenes del sur” (1988), se editó en Francia gracias a la iniciativa de una catedrática de la Universidad de Toulouse, Geneviéve Despinoy, quien se doctoró con un análisis de esta obra. El realizador salteño Alejandro Arroz, por su parte, llevó la obra de Aparicio al lenguaje cinematográfico. En 2007 estrenó el largometraje “Luz de invierno”, y en 2013 la serie de ficción “Historias de la orilla”, para la televisión digital abierta. Ambos trabajos están basados en cuentos de don Carlos. En el caso de la editorial Mil Botellas, cuya consigna es difundir la literatura “donde hay trabajo, dedicación y estilo”, publicar a Aparicio significó sumar una joya más a su selecta lista de ediciones y reediciones. “La gran literatura nacional viene de las provincias: Horacio Quiroga, Saer, Tizón, Di Benedetto. Y también del interior de la provincia de Buenos Aires: Abelardo Castillo, Miguel Briante, Enrique Wernicke. El interior, en este país unitario y con fuerte tono porteño, se debe hacer un lugar a los gritos, necesita hacerse escuchar porque provoca y conmueve. Eso se nota, cada vez con mayor intensidad”, concluyó el editor platense.
Ramón Tarruella y el autor, Carlos Hugo Aparicio

Nota publicada en la sección de Espectáculos del diario El tribuno de Salta, el sábado 16 de noviembre de 2013.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Presentan una reedición de cuentos de Carlos Aparicio. Se trata de “Sombra del fondo y otros cuentos”, del sello platense Mil Botellas.

La obra de Carlos Hugo Aparicio sigue conquistando lectores, a la par que se multiplican las reediciones. Esta vez fue el sello platense Mil Botellas el que puso su mirada sobre los cuentos de este narrador, valorado como una de las mejores voces de la literatura argentina. Uno de los responsables de la editorial, Ramón Tarruella, presentará “Sombra del fondo y otros cuentos”, hoy a las 20.30, en la Casa de la Cultura, Caseros 460, en el marco de “Salta Expo Libros”. El volumen es una antología de dos libros de Carlos Hugo Aparicio: “Sombra del fondo” y “Los bultos”. En total, contiene diez cuentos. Sobre la obra del narrador salteño por adopción, Ramón Tarruella destacó: “Se inscribe entre esos escritores del interior que buscan irrumpir con ese lenguaje coloquial, reproduciendo imaginarios, ilusiones truncas de personajes que andan por los márgenes”. La presentación de la nueva antología de cuentos de editorial Mil Botellas estará a cargo del escritor salteño Víctor Fernández Esteban.

Publicado en la sección de Espectáculos del diario El Tribuno(Salta), el viernes 15 de noviembre de 2013