domingo, 28 de marzo de 2010

FERNANDO NOY: "EL POETA NO ES MALO NI BUENO, ES POETA"

Fotos: Delfina Magnoni

El jueves pasado, el Centro Cultural Islas Malvinas tuvo en el poeta Fernando Noy a un invitado histriónico. Durante las dos horas de charla el autor de Hebra incompleta (2008) dispuso a placer de las palabras. “Todo se va enredando”, dijo al promediar el encuentro, como “tonos de un mismo color que se van secando”. La voz de Noy, así como sus gestos, encontraron en un color cálido su expresión más fiel.
Sobre la condición de poeta, Noy sentenció: “El poeta no es malo ni bueno, es poeta”. Además dijo que “un poema no se escribe, es el poema el que te sienta a la silla y te subordina”. En esa línea, recordó a la poetisa Olga Orozco para quien la poesía era “un don malsano”.
Figura legendaria del under de Buenos Aires, Noy se mostró irrefrenable a la hora de contar historias y recordar personajes. Desde los indios del sur patagónico que ayudaron a su madre a parirlo, pasando por la bohemia porteña, la admiración por la mítica periodista Blackie, hasta llegar al Brasil de los años setenta, "tierra prometida de los hippies". La mención de su paso por Bahía sirvió para contrastarlo con el clima represivo que comenzaba en nuestro país, lugar al que regresó en 1980.
Agitando un abanico con su mano derecha, Noy reforzó cada paso en su memoria golpeando suavemente la mesa. En eso llegó la historia de “El Noy”, su abuelo malevo mencionado por Jorge Luis Borges en El idioma de los argentinos y por Enrique Cadícamo en la letra de “El cantor de Buenos Aires”, tango que en su paso por el Parakultural, en los años ochenta, interpretó en una versión libre.
Para definir al teatro under, Fernando Noy usó la figura de un andén desde donde siempre partirán trenes. "El under siempre va a existir, es triste ver a los andenes apagados", dijo y enseguida sobrevoló la imagen del emblemático Batato Barea a quien recordó como “un payaso alucinante, el único clown literario del mundo”. Batato fue el primero en recitar los poemas de Noy en la década del ‘80 y sobre el que escribió la biografía Te lo juro por Batato.
A la hora de enumerar sus próximos proyectos, Noy adelantó un fragmento de “Plagiar en mí, novela en la cual repasa diferentes momentos de su vida. Además trabaja en el unipersonal “Ellas en Mí” con el cual rescatará veinte poemas de autoras como Alejandra Pizarnik, Marisa di Giorgio, Amelia Biaggioni, Olga Orozco, la brasileña Adelia Prado, entre otras.
El Ciclo Cuatro Ficciones se reanudará el jueves 8 de abril, iniciando un mes de presentaciones de libros, entre los que se encuentra una nueva publicación de la Editorial Mil Botellas, organizadora de los encuentros cada jueves.

Mauro Basiuk

Nota publicada en el diario Diagonales, el domingo 28 de marzo de 2010.

domingo, 21 de marzo de 2010

NOÉ JITRIK Y EL BUEN HÁBITO DE CONVERSAR (DE LITERATURA)

Foto: Delfina Magnoni
Con un recorrido de más de cincuenta años de literatura, el escritor Noé Jitrik se valió de una de sus recetas la tarde del pasado jueves en que estuvo por el Centro Cultural Malvinas: “el comentario literario, la lectura en sí, debería ser asumida como conversación, como una cosa de todos los días”.
El escritor, ensayista, creador de cátedras universitarias por el mundo, además de poeta y crítico literario, alentó la propuesta de traspasar la noción hermética que se tiene de la literatura, si “es uno de los actos más hermosos del hombre”. Entretanto convirtió el encuentro en un ida y vuelta con el público, reflexionó acerca de la inhibición ante el debate, “¿por qué los debates actuales se dan entre sombras, se dan fuera del recinto?”, interrogó.
Según Jitrik, hablar de literatura es una mirada poco común porque si bien “puede ser motivo de charla tanto como la tecnología, la economía o los temas policiales, es inusual en la sociedad”, por el contrario, “los temas que abundan en el mercado literario son los temas que vienen desde la sociedad”.
En tal sentido, compartió sus reflexiones sobre el estado de la literatura en la actualidad, indagando su lugar no sólo en la vida cotidiana; también echó un vistazo a la historia de la prensa escrita, y a la historia política de nuestro país. Hasta encontrar el discurso literario en el meollo social, más bien nítido, en los inicios del siglo XX con escritores como Lucio V. Masilla, Bartolomé Mitre, José Hernández y Domingo Sarmiento entre otros; todos ellos, investidos de funcionalidad política en su oficio. “No podían pensarse, ni sospechar su profesión separada de las necesidades de la época”, explicó el autor de El mundo del Ochenta (1968).
Jitrik, único lector del grado, luego evocó sus primeras lecturas en el aula de la escuela primaria como empujes esenciales, “eran clases de lectura en voz alta”. Recordó un método sencillo: “lee despacio y mastica bien las palabras”, y dijo asimismo sobre la pobreza en la incentivación por parte de los entes que siembran literatura, “no es que se lea menos en la sociedad, sino que se enseña y se lee peor”.
La Historia crítica de la literatura argentina 1999-2008 publicada por Emecé en doce tomos, es una obra aún en construcción y que tiene a Noé Jitrik como director, “es una experiencia ardua pero muy rica porque se trata de un trabajo en equipo, junto a mis colaboradores”. Optó por el tema del teatro en el anarquismo para ilustrar esta compilación que relata una gruesa parte de los episodios o acontecimientos de la literatura argentina, “no eran obras de calidad las que se interpretaban sobre el escenario, pero es el fenómeno que rescato, consistía nada menos en el proyecto utópico de llevar la literatura a la vida cotidiana”.
El mes de marzo dedicado al Mano a mano con escritores cerrará el próximo jueves con el poeta Fernando Noy. Se presentará a las 19.30hs en el Centro Cultural Islas Malvinas en el marco del ciclo Cuatro Ficciones que organiza la Editorial Mil Botellas.

Sofía Silva

Nota publicada en el diario Diagonales el domingo 21 de marzo de 2010.

martes, 16 de marzo de 2010

"MIS NOVELAS LAS PIENSO COMO CUENTOS"

El segundo encuentro del ciclo, en el año 2010, no pudo ser más auspicioso. El auditorio del Malvinas repleto, el invitado, Guillermo Martínez, predispuesto a hablar de cualquier tema, y un público entusiasmado y participativo. En una charla que duró más de una hora y media, el autor de Crímenes imperceptibles repasó la influencia de su padre en la literatura, algunos secretos de sus obras y como no podía faltar, la relación de las matemáticas con la literatura.
Guillermo Martínez comenzó el encuentro expresando su especial afecto a la ciudad de La Plata. Su padre hizo la carrera de ingeniería agrónoma en la ciudad, y tuvo una intensa militancia política en agrupaciones izquierdas. Su padre además, tiene una novela sobre La Plata, a la que calificó de “muy graciosa”. Y fue en su casa donde comenzó su camino en la literatura. Oriundo de Bahía Blanca, Guillermo Martínez comenzó a escribir cuentos antes de iniciar la carrera de matemáticas. “Los cuentos de mi primer libro, Infierno grande, fueron escritos antes de los 20 años. Y lo que me permitió publicarlo fue haber obtenido el premio Fondo Nacional de las Artes”, aclaró, en referencia al libro publicado en 1989.
Su formación literaria continuó en el taller literario de Liliana Heker ya cuando vivía en Buenos Aires. “En ese taller todos querían publicar, y la mayoría publicaron. Pero no todos continuaron dedicándose a la literatura. Muchos querían publicar como parte de un salto en su carrera profesional”, comentó Martínez. Y como cierre a la idea, retrató la vocación literaria de su padre: “él escribía todos los días y nunca pensaba en publicar. No lo veía como un objetivo”. Dos generaciones distantes no sólo por los años.
Guillermo Martínez pertenece a una generación de escritores nacidos en los años sesenta que actualmente ocupan un lugar de trascendencia en la literatura nacional. Sin embargo, él no se formó en los típicos núcleos. “Se que soy un caso extraño, lo mismo que Gustavo Nielsen que es arquitecto o Carlos Chernov, psicólogo. Lo que nos consagró a nosotros fueron los premios, no pertenecen a tal o cual grupo”, agregó. Algunos de los nombres de esa generación son Marcelo Birmajer, Pablo de Santis, Sergio Olguín, Leopoldo Brizuela, entre otros. Martínez ha recopilado una cantidad de premios importantes. Uno de ellos, el Premio Planeta en 2003, por la novela Crímenes imperceptibles. Una novela, que según contó él, comenzó como un cuento: “yo escribo mis novelas como cuentos, por su contundencia, por la tensión de ese género. Luego se extienden y terminan siendo novelas”. Lo que Martínez no padece es la ausencia de temas: “tengo una lista de temas en espera que quiero escribir. Trato de ser ordenado, aunque a veces irrumpe una idea y la dejo salir, respeto esas irrupciones”.
Al final de la charla, el público rodeó a Guillermo Martínez para firmar diferentes títulos de su obra. Algunos, conservaban la primera edición de Acerca de Roderer y otros, con La muerte lenta de Luciana B. bajo el brazo. El ciclo Cuatro Ficciones, organizado por la Editorial Mil Botellas, continúa el jueves próximo con la presencia de Noé Jitrik, crítico literario, poeta y narrador, un nombre con más de cincuenta años de recorrido en la literatura nacional.

Ramón D. Tarruella
Nota publicada en el diario Diagonales el lunes 15 de marzo de 2010.

Guillermo Martínez en el pasado encuentro de Cuatro Ficciones.
Foto: Delfina Magnoni

domingo, 7 de marzo de 2010

DUJOVNE ORTÍZ: "NUNCA CREÍ EN LA MODESTIA ABSOLUTA DEL ESCRITOR"

Alicia Dujovne Ortíz junto a Ramón D. Tarruella, moderador de la charla.
Foto: Delfina Magnoni


No puedo escribir sobre seres sedentarios, tiene que ser sobre gitanos”. La frase dicha por Alicia Dujovne Ortiz en el auditorio del Centro Cultural Islas Malvinas resumió una identidad. La autora de La muñeca rusa se ve como “una persona hecha a pedacitos” que “está tratando de volver definitivamente al país”. Fiel a su estilo nómade hoy sus días se reparten entre tres ciudades: Buenos Aires, París y Granada. “El escritor nunca pertenece a nada”, agregó.
Nómade al fin, el jueves pasado inauguró el ciclo Cuatro Ficciones del año 2010, el espacio organizado por la Editorial Mil Botellas que va por su tercer año. Allí, Alicia Dujovne Ortiz habló sobre su relación con la escritura y con sus obras. Reconoció ser una escritora compulsiva que siempre piensa en un proyecto futuro, como una forma de jugarle trampas al tiempo. “El bache de la soledad entre el final de una novela y la próxima me parece insoportable. Desarrollo astucias para no sentir esa orfandad”, dijo.
Definiendo su escritura como barroca y selvática, acotó que “cuando uno escribe es olímpico, vampírico. Escribir me salva, para mí dejar de escribir es como levantar la caja de pandora”. Proveniente de una familia de escritores y comenzó de muy chica a escribir poesías. Ella misma reconoció que “el sello de novelista apareció tarde” con la publicación de El buzón de la esquina, en 1977.
A la hora de escribir, confesó que “son los personajes los que me guían para saber si escribir una novela o una biografía”. En los casos de Eva Perón y Diego Maradona resaltó que “el común denominador es que son seres marginales que viven situaciones extremas. Rozan la mística a fuerza de exacerbar la pasión”. En el caso de la biografía sobre su padre, El camarada Carlos, dijo que se trató de una historia que se debía y con la cual saldó una deuda entre sus padres y ella.
Aprovechando una pregunta del público, repasó su paso por el periodismo. Comenzó la profesión cuando un amigo le consiguió hacer notas en la Revista La Nación. “De repente, me encontré haciendo notas en el Teatro Maipo, a Nélida Lobato, y eso fue sacarme de tierra de nadie, ponerme en el circuito de la actividad”. Sobre sus días en el Diario La Opinión, uno de los mejores momentos de la charla fue cuando describió su encuentro con el poeta entrerriano Juan L. Ortiz. “Nunca creí en la modestia absoluta del escritor, en Juanele sí”
En breve publicará una novela sobre Santa Teresa. En la obra, escrita en primera persona, Dujovne Ortiz reiteró una fórmula ya explorada: retratar a una mujer de naturaleza extrema pero sin entrar en sus sentimientos, “intentando que me resuenen cosas del personaje y que esos ecos se transformen en escritura”.
Antes del libro sobre Santa Teresa saldrá ¿Quién mató a Diego Duarte?, una investigación periodística que, desde su título, parafrasea a Rodolfo Walsh, a modo de homenaje al autor de ¿Quien mató a Rosendo? El escenario de la novela se desarrolla en José León Suarez, donde se reconstruye la muerte de Diego Duarte, un pibe cartonero asesinado por orden de unos policías en el basural del CEAMSE. “Armé un texto que me enorgullece donde denuncio con nombre y apellido a los policías”, anticipó la autora.
El ciclo Cuatro Ficciones continúa el jueves próximo, a las 19:30 horas, con la presencia de Guillermo Martínez, el autor de Crímenes Imperceptibles, novela llevada al cine por el director español Alex de la Iglesia.

Mauro Basiuk
Nota publicada en el diario Diagonales el domingo 7 de marzo de 2010.