domingo, 31 de julio de 2011

Jueves literarios en el Malvinas
Ciclo Cuatro ficciones
a las 19.30hs.


escritores, libros, charlas y debates
LUZ DE AGOSTO
obras literarias llevadas al cine


Jueves 4/08: proyección de "El extranjero" de Luchino Visconti.
Basada en la novela El extranjero (1942) de Albert Camus


Sinópsis:
Meursault, un oficinista argelino, recibe la noticia de que su madre ha muerto en el asilo donde estaba internada. El personaje asiste al funeral, sin demostrar dolor por la pérdida. Avanzada la historia, Meursault cometerá un homicidio sin fundamento. Dos situaciones que muestran la frivolidad del personaje y que lo ubican bajo la vara de la justicia." El extranjero" es una película que aborda como tema central la irracionalidad de la existencia.


Año: 1967 - Duración: 98 min - País: Italia/Francia/Argelia - Director: Luchino Visconti - Guión: Suso Cechi D'Amico, Georges Conchon y Luchino Visconti, con la colaboración de Emmanuel Robles - Actores: Marcello Mastroianni (Arthur Meursault) - Anna Karina (Marie Cardona) - Georges Géret (Raymond) - Marc Laurent (Emmanuel) - Pierre Bertin (Juez) - Jacques Herlin (Director del asilo) - Bruno Cremer (Sacerdote).

PRÓXIMAS PROYECCIONES
Jueves 11/08: "Los siete locos" de Leopoldo Torre Nilsson.
Basada en la novela
Los siete locos de Roberto Arlt.

Jueves 18/08: "Tener y no tener" de Howard Hawks.
Basada en la novela Tener y no tener de Ernest Hemingway. Con guión de William Faulkner y Jules Furthman.

Jueves 25/08: "El año pasado en Marienbad" de Alain Resnais.
Inspirada en la novela La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares. Con guión de Robbe-Grillet.

ORGANIZA
Editorial Mil Botellas
Centro Cultural Islas Malvinas

Secretaría de cultura y educación
MUNICIPALIDAD DE LA PLATA

CONTACTO
mil_botellas@yahoo.com.ar
http://milbotellas.blogspot.com/


ENTRADA LIBRE Y GRATUITA
Centro Cultural Islas Malvinas - La Plata - Av. 19 y 51.

martes, 19 de julio de 2011

Juan Juan José Becerra y Sergio Chejfec. Dos militantes de la subordinada


Los encuentros literarios en el Centro Cultural Islas Malvinas cerraron esta primera parte del año con otra conversación entre escritores. Esta vez los invitados fueron Juan José Becerra y Sergio Chejfec. Durante la charla, Becerra dijo sentirse muy contento de compartir la mesa con Chejfec a quien consideró como “uno de los escritores contemporáneos que más admiro”. Y lo ubicó junto a otra serie de nombres: Alan Pauls, Martín Caparrós, Luis Chitarroni, Charlie Feiling y Matilde Sánchez, apoyando al mismo tiempo la existencia de una generación.
Sergio Chejfec prefirió la idea de época para hablar de un “nosotros”. Un “nosotros” que se caracterizó no tanto por una estética única a la hora de hacer literatura, sino por una “experiencia compartida por todos”. Un grupo de jóvenes escritores por los cuales el autor de Los planetas (1999) confesó haber elegido su condición de escritor.
Ambos accedieron a una conversación que tuvo como uno de los temas más abordados el cruce de la literatura y la política en la tradición literaria argentina. “A mí me interesa el problema que muchos escritores afrontan al momento de plantearse esto de utilizar, o no, la política en sus escritos”, expresó Becerra.
En el mismo sentido, Chejfec se remontó en el tiempo y trazó la relación entre la literatura y política en las producciones nacionales, aludiendo así a “la sinceridad que puede hallarse en los textos de Domingo F. Sarmiento o de Lucio V. Mansilla” por su clara intención política. Y a diferencia de estos escritores del siglo XIX, en otros autores como Julio Cortázar en los años sesenta o en el propio género fantástico de las últimas décadas donde aparece un claro propósito: “hablar de lo político y lo social de una manera más alusiva, más indirecta y no por eso menos elocuente y rica”, expresó Chejfec.
Asimismo Chejfec observó un aspecto virtuoso en esta posición de no “testimoniar del todo la realidad”. Luego recordó la novela corta Glaxo, del joven escritor Hernán Ronsino. Otro ejemplo de este asomo de la política o el drama social en relatos fantásticos. Y Becerra sumó más ejemplos en relación a esta idea, el libro El Dock de Matilde Sánchez y buena parte de la obra del escritor Martín Kohan.
A una pregunta del público sobre el modo de trabajar puntualmente una frase, y al procedimiento al escribir, Becerra se ubicó como “un militante febril” a favor de la frase compleja, de la frase subordinada, como si en esa elección estuviese “reconociendo la dificultad del hecho de escribir”. Gusto al que adhirió Chefjec, en sus palabras, “la frase larga retrata la complejidad del mundo”.
Los jueves del mes de agosto, a las 19.30, el ciclo literario Cuatro Ficciones se reanuda con la proyección de películas basadas en novelas clásicas de la literatura.

Sofía Silva
FOTO: ARCHIVO MIL BOTELLAS
Nota publicada el lunes 18 de julio de 2011 en el diario Diagonales.

domingo, 17 de julio de 2011

Ni Dios, ni patrón, ni marido

El jueves pasado, el ciclo literario organizado por la editorial Mil Botellas, se dio el lujo no sólo de tener a dos escritores como Luisa Valenzuela y Leopoldo Brizuela, sino también la posibilidad del encuentro de dos amigos, compañeros de viajes y lugares. Ambos escritores, que el año pasado estuvieron juntos en la Feria de Frankfurt, se prestaron a una charla con la pasión por la literatura y la amistad entre ellos, por sobre todas las cosas.
Luisa Valenzuela, quien vivió en diferentes ciudades, New York y París entre otras, admitió que era “una gran viajera”, para agregar que “una ciudad es la metáfora de la vida”. Por eso, ella se anima a ubicar sus historias en diferentes escenarios, incluso en La Plata, en el caso de algunos cuentos. “Uno quiere habitar otros mundos y por eso escribe”, definió. Leopoldo Brizuela, si bien siempre vivió en la ciudad de La Plata, viajó mucho, y esa experiencia lo llevó también a elegir diferentes escenarios, como La Patagonia y Lisboa. “Uno, en treinta años de profesión, se da cuenta que se puede hablar de más cosas en la novela”, comentó el autor de Inglaterra. Una fábula, Premio Clarín del año 1999.
Brizuela comenzó a escribir en los años de la última dictadura militar, cuando Valenzuela ya tenía varios libros editados. “La literatura fue una forma de escapar de la pobreza intelectual de la dictadura. No se podía hacer nada, todo era muy pobre”, confesó. Intentó siempre salir de la novela realista, desde su primer libro, Tejiendo agua, novela que recibió el Premio Fortabat en el año 1985, cuando él tenía 22 años. Valenzuela publicó su primera novela en 1966, Hay que sonreir, también buscando salir de las formas de escritura de su generación.
Ambos invitados, amigos y compañeros de ruta, coincidieron en el lado espontáneo que tiene el proceso de escritura. “Hay que tener la humildad de dejar habla ral texto”, dijo Brizuela, consejo que da a sus alumnos de los talleres literarios que coordina. Por su parte, Valenzuela propuso “llegar a metas desconocidas. Eso es escribir”. Y aprovechó para comparar la escritura con el graffitti que había leído en una breve caminata que hizo por los alrededores del Centro Cultural Islas Malvinas, antes del inicio de la charla. El graffiti decía: “Ni Dios, ni patrón, ni marido”. En el terreno de las diferencias, la autora de Cola de lagartija, admitió que se siente más cuentista que novelista, aunque cuando se sienta a escribir no se propone un cuento o novela, "dejarse llevar", esa es la idea. “Yo no me siento cuentista. Me gusta vivir esos otro mundos que es la novela”, dijo Brizuela, que a pesar de sus palabras es autor de un gran libro de cuentos, Los que llegamos más lejos, del año 2002.
En diferentes décadas, los dos invitados pasaron por la experiencia como residentes en Canadá. A Valenzuela le tocó a principios de los años setenta, cuando la residencia era de nueve meses, y compartió ese tiempo con escritores como el mexicano Fernando del Paso y el argentino Nestor Sanchez. “Esa experiencia me puso en otro lugar de la literatura, y así escribí El gato eficaz, una novela vanguardista, otra experiencia narrativa”, comentó Valenzuela, en referencia a su novela del año 1972. Brizuela rescató la posibilidad de entrar en contacto con escritores de lugar tan remotos como Europa del Este, pero admitió que no escribió tanto como se piensa.
Antes de terminar, Valenzuela dejó otra definición sobre el oficio de escribir, teniendo en cuenta los momentos vacíos: “la escritura es una maldición de tiempo completo”. Luego de finalizada la charla, ambos escritores compartieron encuentros y saludos de algunos de los presentes del lugar, para luego irse caminando juntos, sin Dios, ni patrón ni marido.

Ramón D. Tarruella
FOTOS: ARCHIVO MIL BOTELLAS
Nota publicada el lunes 11 de julio de 2011 en el diario Diagonales.

lunes, 4 de julio de 2011

La poesía y otras cuestiones

En una de las noches más frías del año, Roberto Raschella y Mario Arteca cerraron el mes de junio, dedicado a la poesía. Además de sus orígenes en la escritura, analizaron la relación entre poesía y política y complacieron a los presentes con la lectura de sus poemas.
Para comenzar, Raschella recordó sus días como militante y guionista de cine, cuando intentaba acercarse a autores del neorrealismo italiano, como Luchino Visconti. En eso, evocó un viaje a Calabria en busca de la historia de sus padres. “Soy hijo de un desterrado político y eso pesó en mi vida”, aseveró el escritor nacido en Boedo.
A su turno, Arteca abordó el tema político con el ejemplo del poeta salvadoreño Roque Dalton y su obra Taberna, destacando “una forma de hablar de lo que tiene que hablar pero rozándolo lateralmente”. También usó Glosa, la novela de Juan José Saer, como referencia de texto político con esa característica.
Sobre el lenguaje, Raschella consideró que “es el modo de hacer política del escritor” así como que “a través de su búsqueda se puede obtener claridad de las cosas”. Mientras que Arteca, poeta platense, destacó que “si hay una política, es una política de la lengua”, sumado a que “cuando uno escribe trata de formar un lector propio que es uno mismo”.
El contraste generacional se evidenció cuando Raschella destacó que, si bien pertenece a la generación de Juan Gelman, fue el primero en sorprenderse al comenzar a escribir a los 37 años. Mientras que Arteca evaluó que la “generación del cincuenta tardó en ser reconocida” y que hoy “la poesía no tiene un mercado sino un circuito”.
Ambos coincidieron en destacar el peso de los amigos al momento de decidirse a publicar sus obras y en la pasión que hay que tener al escribir. “Si uno ve que no puede escribir una línea más debe tener la honestidad de no escribir más”, resumió Raschella autor de Malditos los gallos, su primer libro de 1979.
Sobre el final, Arteca anticipó el material a editarse antes de fin de año, una experiencia de poemas en prosa cuyo título será El pronóstico de la oscuridad.
“¿Qué es la poesía? No sé, a veces sale y otras veces no”, se respondió Raschella al final de la charla. En todo caso, como dijo al recordar su traducción del poeta Gabriele D’annunzio: “el terreno del arte es defender la posibilidad en la oscuridad”, como si fuera “una flecha disparada al vacío”.
El ciclo Cuatro Ficciones continúa el próximo jueves 7 de julio con la presencia de los escritores Luisa Valenzuela y Leopoldo Brizuela.

Mauro Basiuk
FOTO: ARCHIVO MIL BOTELLAS
Nota publicada en el diario Diagonales el lunes 4 de julio de 2011.

Los poetas Roberto Raschella y Mario Arteca luego de la charla