Juan “Tata” Cedrón dejó el pasado jueves en el Centro Cultural Islas Malvinas, un sinnúmero de anécdotas que tuvieron como hacedores a poetas de la talla de Raúl González Tuñón, Paco Urondo y Juan Gelman.
El cantautor, al buscar la raíz de su bagaje poético, se encontró con las extendidas tertulias de los años´60 en los barrios porteños. Tertulias que juntaban naturalmente a pintores y dibujantes, con cineastas, poetas y escritores. Allí era entonces, donde escuchaba las conversaciones sobre literatura que tenían por ejemplo, a Ricardo Piglia y Miguel Briante como interlocutores. O esperaba la visita de músicos como Osvaldo Pugliese. Recordó a Tito Cossa que una vez llegó de pura cháchara con Alfredo Zitarrosa, “llegaron todos mojados por la lluvia”, precisó Cedrón, y “Alfredo, en ese lugar, me enseñó de Corrales a tranqueras”.
“Gotan” fue uno de esos espacios, ubicado en la calle Talcahuano y Corrientes, que bautizó con el nombre de uno de los libros de Gelman, “quiere decir ver todo al revés, ver el otro lado de las cosas”. “Un boliche”, aclaró Cedrón, “restaurado junto a mis hermanos”, artistas todos, para convertirlo enseguida, tanto en refugio de sus primeros espectáculos como en el mejor sitio para tender largas y necesarias conversaciones de salón.
“La cerveza de pescador Schiltingheim”, “El último organito” en su voz y guitarra, coronaron el final del encuentro. Así también, tres poemas musicalizados de Miguel Ángel Bustos.
Sofía Silva“Gotan” fue uno de esos espacios, ubicado en la calle Talcahuano y Corrientes, que bautizó con el nombre de uno de los libros de Gelman, “quiere decir ver todo al revés, ver el otro lado de las cosas”. “Un boliche”, aclaró Cedrón, “restaurado junto a mis hermanos”, artistas todos, para convertirlo enseguida, tanto en refugio de sus primeros espectáculos como en el mejor sitio para tender largas y necesarias conversaciones de salón.
En la mixtura de su formación, recordó a Atahualpa Yupanqui; los tangos que corrían a diario en la radio de su padre, y enumeró la poesía folklórica de Manuel Castilla, Juan Perdiguero, Jaime Dávalos, Chabuca Granda, “también el flamenco me gustaba mucho, y la música clásica”. Y dijo de su hermano Alberto, “fue el mayor, ese que en el fondo nos empujó a todos a buscar un oficio en el arte”.
Contó su memorable relación con Raúl González Tuñón, de “cuando lagrimeaba o reía”, también por los años´60. Imitando su voz repitió la frase del poeta: “lo importante es que un artista lo sea en la obra y en la vida, cuando se da eso, ponele la firma de que es el perfecto equilibrio”. Y reforzó diciendo, “yo todavía creo en eso que dijo Raúl”.“La cerveza de pescador Schiltingheim”, “El último organito” en su voz y guitarra, coronaron el final del encuentro. Así también, tres poemas musicalizados de Miguel Ángel Bustos.
El jueves 24 de septiembre a las 19.30hs. continúa el ciclo poético en Cuatro Ficciones con Inés Aprea, Gustavo Caso Rosendi, Néstor Mux y Horacio Preler.
Nota publicada en el diario Diagonales, el domingo 13 de septiembre de 2009.
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