El jueves pasado, el Centro Cultural Islas Malvinas tuvo en el poeta Fernando Noy a un invitado histriónico. Durante las dos horas de charla el autor de Hebra incompleta (2008) dispuso a placer de las palabras. “Todo se va enredando”, dijo al promediar el encuentro, como “tonos de un mismo color que se van secando”. La voz de Noy, así como sus gestos, encontraron en un color cálido su expresión más fiel.
Sobre la condición de poeta, Noy sentenció: “El poeta no es malo ni bueno, es poeta”. Además dijo que “un poema no se escribe, es el poema el que te sienta a la silla y te subordina”. En esa línea, recordó a la poetisa Olga Orozco para quien la poesía era “un don malsano”.
Figura legendaria del under de Buenos Aires, Noy se mostró irrefrenable a la hora de contar historias y recordar personajes. Desde los indios del sur patagónico que ayudaron a su madre a parirlo, pasando por la bohemia porteña, la admiración por la mítica periodista Blackie, hasta llegar al Brasil de los años setenta, "tierra prometida de los hippies". La mención de su paso por Bahía sirvió para contrastarlo con el clima represivo que comenzaba en nuestro país, lugar al que regresó en 1980.
Agitando un abanico con su mano derecha, Noy reforzó cada paso en su memoria golpeando suavemente la mesa. En eso llegó la historia de “El Noy”, su abuelo malevo mencionado por Jorge Luis Borges en El idioma de los argentinos y por Enrique Cadícamo en la letra de “El cantor de Buenos Aires”, tango que en su paso por el Parakultural, en los años ochenta, interpretó en una versión libre.Sobre la condición de poeta, Noy sentenció: “El poeta no es malo ni bueno, es poeta”. Además dijo que “un poema no se escribe, es el poema el que te sienta a la silla y te subordina”. En esa línea, recordó a la poetisa Olga Orozco para quien la poesía era “un don malsano”.
Figura legendaria del under de Buenos Aires, Noy se mostró irrefrenable a la hora de contar historias y recordar personajes. Desde los indios del sur patagónico que ayudaron a su madre a parirlo, pasando por la bohemia porteña, la admiración por la mítica periodista Blackie, hasta llegar al Brasil de los años setenta, "tierra prometida de los hippies". La mención de su paso por Bahía sirvió para contrastarlo con el clima represivo que comenzaba en nuestro país, lugar al que regresó en 1980.
Para definir al teatro under, Fernando Noy usó la figura de un andén desde donde siempre partirán trenes. "El under siempre va a existir, es triste ver a los andenes apagados", dijo y enseguida sobrevoló la imagen del emblemático Batato Barea a quien recordó como “un payaso alucinante, el único clown literario del mundo”. Batato fue el primero en recitar los poemas de Noy en la década del ‘80 y sobre el que escribió la biografía Te lo juro por Batato.
A la hora de enumerar sus próximos proyectos, Noy adelantó un fragmento de “Plagiar en mí, novela en la cual repasa diferentes momentos de su vida. Además trabaja en el unipersonal “Ellas en Mí” con el cual rescatará veinte poemas de autoras como Alejandra Pizarnik, Marisa di Giorgio, Amelia Biaggioni, Olga Orozco, la brasileña Adelia Prado, entre otras.
El Ciclo Cuatro Ficciones se reanudará el jueves 8 de abril, iniciando un mes de presentaciones de libros, entre los que se encuentra una nueva publicación de la Editorial Mil Botellas, organizadora de los encuentros cada jueves.
Mauro Basiuk
Nota publicada en el diario Diagonales, el domingo 28 de marzo de 2010.
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