martes, 24 de agosto de 2010

Un escritor a la altura de sus propios personajes

Detrás, Onetti, en los tiempos de La vida breve
El jueves pasado, el ciclo Cuatro Ficciones cerró el mes de agosto con la proyección del documental de Juan José Mugni sobre Juan Carlos Onetti. En el film, se lo ve al autor de El astillero en sus últimos años, cuando por decisión propia se abandonó en la cama, leyendo novelas, en su mayoría policiales, bebiendo whisky con agua, con la única intención de esperar la muerte.
El trabajo de Mugni se estructura a partir de una larga entrevista a Onetti, mechado con testimonios de otros escritores, colegas y ex novias. Los testimonios retratan al escritor tanto en su vida cotidiana, en su condición de escritor así como su compromiso político, un detalle que se conoce poco. Incluso el propio Onetti se asumió como hombre de izquierda. “Nací zurdo y moriré zurdo, porque siempre estuve del lado de los débiles”, sentenció.
Mario Benedetti rememoró la tarde que lo había conocido en un bar de Montevideo, junto a un grupo de escritores. “Se había tomado alrededor de 18 jarras de cervezas. Las ponía una al lado de la otra. Sin embargo, nunca perdió la lucidez”, contó el poeta. En la entrevista, realizada en el 1989, no parece haber cambiado demasiado. Seguía tomando uno y otro vaso de whisky, en pijama, desdentado y con una gran lucidez intelectual. Mercedes Rein, compañera de trabajo en la revista Marcha, recordó los días en la cárcel en Montevideo, semanas antes de exiliarse en Madrid, alejándose para siempre de Uruguay. Onetti junto a otros escritores habían premiado a un cuento, “El guardaespaldas”, de Nelson Marra, que la dictadura uruguaya inmediatamente prohibió. Por ese motivo, fueron detenidos.
La poeta Idea Vilariño da uno de los testimonios más profundos del documental. Según ella, Onetti no dividía la realidad de la ficción, vivía como sus personajes. A pesar de que fue uno de sus grandes amores, nunca supo demostrarle ese afecto. Sólo le dedicó una de las mejores novelas, Los adioses. El propio Juan Carlos Onetti pareció sostener esa idea, cuando se comparó con Larsen, uno de los personajes. “Larsen y yo fracasamos. Él quiso construir el prostíbulo perfecto, y Onetti, la novela perfecta. Y los dos fracasamos”, confesó. Para el propio escritor, su mejor novela es El astillero, pero la que más ama es Los adioses. Onetti murió en abril de 1994, en el mismo lugar donde se lo ve en el documental: en la cama, leyendo y bebiendo whisky.
El ciclo retoma el jueves 2 de septiembre, con la presentación del grupo de poesía, “Mas poesía menos policía”. El espectáculo contará con lecturas de poemas, la proyección de imágenes y música en vivo, siempre con la poesía como protagonista.

Ramón D. Tarruella
Foto: Delfina Magnoni
Nota publicada en el diario Diagonales, el lunes 23 de agosto de 2010.

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