Que una editorial de poesía haya llegado a los cincuenta títulos es motivo suficiente para festejar. Y más aún, tratándose de una propuesta como la de Surí Porfiado, la editorial que dirige Carlos Aldazabal desde noviembre del 2007. Con ese motivo, el jueves pasado en el Ciclo Cuatro Ficciones se presentaron Aldazábal junto a los poetas Mario Goloboff y Dolores Espeja, ambos editados por la editorial.
La editorial comenzó en noviembre del 2007, como resultado de charlas y proyectos de poetas del interior del país, con la una inquietud en común: darle voz a la cantidad de poetas que circulan por las provincias del país. “Ese inicio surge en oposición al trío que forman Buenos Aires-Bahía Blanca-Rosario. Donde parece concentrarse la poesía y los poetas”, explicó Carlos Aldazábal, quien ya tiene tres libros editados en la editorial que dirige. El último se llama El banco está cerrado (2010).
En sintonía con la propuesta de Aldazábal, Mario Goloboff, narrador y docente universitario, quien llegó hace muy poco de la Feria de Frankfurt, aseguró que el catálogo del Surí “va en contra del canon de logias y grupos que se forman y se formaron siempre en la literatura argentina”. Goloboff publicó por el Surí el libro El ciervo. El catálogo es una búsqueda constante de poetas que no son tenidos en cuenta por “las falsas antologías nacionales ni por los poetas que pertenecen a ese circuito”, agregó Aldazábal. Y es así que incluyen voces de Neuquén, Chubut, Salta, Mendoza, Jujuy.
A partir de una pregunta del público, la charla se derivó en una larga discusión sobre las condiciones de un texto clásico. Según Mario Goloboff, para que un texto se vuelva clásico “surgen una serie de factores que tiene que ver con el momento histórico de realización del texto, del mercado, de los intelectuales que rescatan ese texto”. Y para reforzar su idea, ofreció una breve historia de Martín Fierro y de su autor José Hernández. Para Carlos Aldazábal, el clásico tiene que ver con “una situación de recepción (lector) más que de producción (autor). Ese texto toca lugares, ciertas fibras en los lectores que otros textos no llegan”.
Para cerrar el evento, Carlos Aldazábal leyó varios poemas suyos inéditos, mientras que Mario Goloboff eligió los poemas cortos de su libro El ciervo. A la lectura se le sumó Dolores Espeja, poeta tucumana, de su libro Paradas estrategias, chicas y gomerías, editado también por el Surí Porfiado.
Confiado en que volverá a la ciudad de La Plata cuando cumplan sus cien títulos, Aldazábal comentó algunos de los próximos autores a editar. Entre ellos, Luis Luchi, poeta fallecido hace unos años en España. El ciclo, organizado por la Editorial Mil Botellas, continuará el jueves próximo con la presentación del libro Canciones argentinas. 1910-2010, de Sergio Pujol. En el evento estarán el mismo autor del libro, junto a los periodistas Martín Graziano y Gustavo Varela.
Ramón D. Tarruella
FOTO: Archivo Mil Botellas.
Nota publicada el domingo 21 de noviembre de 2010 en el diario Diagonales.
La editorial comenzó en noviembre del 2007, como resultado de charlas y proyectos de poetas del interior del país, con la una inquietud en común: darle voz a la cantidad de poetas que circulan por las provincias del país. “Ese inicio surge en oposición al trío que forman Buenos Aires-Bahía Blanca-Rosario. Donde parece concentrarse la poesía y los poetas”, explicó Carlos Aldazábal, quien ya tiene tres libros editados en la editorial que dirige. El último se llama El banco está cerrado (2010).
En sintonía con la propuesta de Aldazábal, Mario Goloboff, narrador y docente universitario, quien llegó hace muy poco de la Feria de Frankfurt, aseguró que el catálogo del Surí “va en contra del canon de logias y grupos que se forman y se formaron siempre en la literatura argentina”. Goloboff publicó por el Surí el libro El ciervo. El catálogo es una búsqueda constante de poetas que no son tenidos en cuenta por “las falsas antologías nacionales ni por los poetas que pertenecen a ese circuito”, agregó Aldazábal. Y es así que incluyen voces de Neuquén, Chubut, Salta, Mendoza, Jujuy.
A partir de una pregunta del público, la charla se derivó en una larga discusión sobre las condiciones de un texto clásico. Según Mario Goloboff, para que un texto se vuelva clásico “surgen una serie de factores que tiene que ver con el momento histórico de realización del texto, del mercado, de los intelectuales que rescatan ese texto”. Y para reforzar su idea, ofreció una breve historia de Martín Fierro y de su autor José Hernández. Para Carlos Aldazábal, el clásico tiene que ver con “una situación de recepción (lector) más que de producción (autor). Ese texto toca lugares, ciertas fibras en los lectores que otros textos no llegan”.
Para cerrar el evento, Carlos Aldazábal leyó varios poemas suyos inéditos, mientras que Mario Goloboff eligió los poemas cortos de su libro El ciervo. A la lectura se le sumó Dolores Espeja, poeta tucumana, de su libro Paradas estrategias, chicas y gomerías, editado también por el Surí Porfiado.
Confiado en que volverá a la ciudad de La Plata cuando cumplan sus cien títulos, Aldazábal comentó algunos de los próximos autores a editar. Entre ellos, Luis Luchi, poeta fallecido hace unos años en España. El ciclo, organizado por la Editorial Mil Botellas, continuará el jueves próximo con la presentación del libro Canciones argentinas. 1910-2010, de Sergio Pujol. En el evento estarán el mismo autor del libro, junto a los periodistas Martín Graziano y Gustavo Varela.
Ramón D. Tarruella
FOTO: Archivo Mil Botellas.
Nota publicada el domingo 21 de noviembre de 2010 en el diario Diagonales.
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