“La verdad de la poesía es la amistad de los poetas”, dijo, alguna vez, Alberto Vanasco y esa verdad entrañable se evidenció el jueves pasado en el Centro Cultural Islas Malvinas. La presentación de Los muchos que no viven, novela reeditada por la Editorial Mil Botellas, contó con la presencia de Miguel Brascó, Noé Jitrik y el poeta Mario Trejo, quienes recordaron a Alberto Vanasco, el amigo común ausente desde 1993.
Brascó, dibujante de la tapa original del libro del año 1964, reconoció que “es difícil hablar en público de Alberto ya que es una cuestión íntima” y lo recordó como “un hombre de otra dimensión con una profundidad y una probidad que no se olvidan”. Según la descripción hecha por su ilustrador, el dibujo que acompaña también la edición de la editorial Mil Botellas muestra a Vanasco “con la cara preocupada y una sonrisa permanente que no llegaba a ser piadosa”. En tanto que la curvatura del labio superior, es “la curvatura de su alma provinciana”. El gesto sarcástico del autor de Sin embargo Juan vivía fue muy destacado por los exponentes.
También se evocó el departamento de Mario Trejo, una “patria chica” con discos de jazz moderno y libros de Thomas Elliot en pleno centro de Capital Federal, en el que se reunían en la década del cincuenta. Momento mágico e intenso de una vida donde “vivíamos en una especie de nube, de fiesta constante”, describió Noé Jitrik.
Fue su compañero en Zona, grupo que publicó Los muchos que no viven, quien consideró como “imposible separar la obra de la persona”. Sobre la novela reeditada, escrita en primera persona y en la cual “el cuerpo actúa como un filtro de lo que está viendo”, dijo que “muestra una pintura del momento cultural de nuestro país donde se insinuaban otras voces a las ya conocidas por entonces”.
Finalmente Mario Trejo, autor del prólogo, trajo el recuerdo de los pasillos del Colegio Nacional cuando “a los quince años jugábamos a la literatura”. “Entre nosotros había un culto de la amistad que se olía. Vanasco fue mi amigo y decir eso no es ninguna broma”, concluyó provocando el aplauso sentido del auditorio.
Fue el cierre de un encuentro que Ramón Tarruella y Sofia Silva, integrantes de la editorial, definieron como un evento literario, mostrándose conformes dado que Los muchos que no viven (Mil Botellas, 2011) es un libro “que hace rato buscábamos reeditar”. Además de contemplar un auditorio lleno.
El ciclo Cuatro Ficciones cierra el mes de mayo el próximo jueves 26 homenajeando a Leonardo Favio con la presencia de los realizadores del libro La memoria en los ojos.
Mauro Basiuk
Foto: Ramiro Galeliano.
Nota publicada el domingo 22 de mayo de 2011 en el diario Diagonales.
Brascó, dibujante de la tapa original del libro del año 1964, reconoció que “es difícil hablar en público de Alberto ya que es una cuestión íntima” y lo recordó como “un hombre de otra dimensión con una profundidad y una probidad que no se olvidan”. Según la descripción hecha por su ilustrador, el dibujo que acompaña también la edición de la editorial Mil Botellas muestra a Vanasco “con la cara preocupada y una sonrisa permanente que no llegaba a ser piadosa”. En tanto que la curvatura del labio superior, es “la curvatura de su alma provinciana”. El gesto sarcástico del autor de Sin embargo Juan vivía fue muy destacado por los exponentes.
También se evocó el departamento de Mario Trejo, una “patria chica” con discos de jazz moderno y libros de Thomas Elliot en pleno centro de Capital Federal, en el que se reunían en la década del cincuenta. Momento mágico e intenso de una vida donde “vivíamos en una especie de nube, de fiesta constante”, describió Noé Jitrik.
Fue su compañero en Zona, grupo que publicó Los muchos que no viven, quien consideró como “imposible separar la obra de la persona”. Sobre la novela reeditada, escrita en primera persona y en la cual “el cuerpo actúa como un filtro de lo que está viendo”, dijo que “muestra una pintura del momento cultural de nuestro país donde se insinuaban otras voces a las ya conocidas por entonces”.
Finalmente Mario Trejo, autor del prólogo, trajo el recuerdo de los pasillos del Colegio Nacional cuando “a los quince años jugábamos a la literatura”. “Entre nosotros había un culto de la amistad que se olía. Vanasco fue mi amigo y decir eso no es ninguna broma”, concluyó provocando el aplauso sentido del auditorio.
Fue el cierre de un encuentro que Ramón Tarruella y Sofia Silva, integrantes de la editorial, definieron como un evento literario, mostrándose conformes dado que Los muchos que no viven (Mil Botellas, 2011) es un libro “que hace rato buscábamos reeditar”. Además de contemplar un auditorio lleno.
El ciclo Cuatro Ficciones cierra el mes de mayo el próximo jueves 26 homenajeando a Leonardo Favio con la presencia de los realizadores del libro La memoria en los ojos.
Mauro Basiuk
Foto: Ramiro Galeliano.
Nota publicada el domingo 22 de mayo de 2011 en el diario Diagonales.
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