Esta vez la literatura infantil tuvo su lugar en el ciclo Cuatro Ficciones que para el mes de octubre cuenta con la participación de invitados provenientes de diferentes ámbitos del arte. Silvia Schujer y Norma Huidobro fueron esta vez las allegadas al ciclo que organiza el Grupo Editor Mil Botellas en el Centro Cultural Islas Malvinas.
Las escritoras, diestras en el género, intercambiaron opiniones tanto sobre el trabajo de escritura como sobre la publicación. Coincidieron en la búsqueda de los personajes de sus historias y la fuente de inspiración en el mundo de los niños. Y siguieron esbozando coincidencias al subrayar el papel fundamental de aquellos lectores que fomentan la lectura desde los primeros años, “sólo por contagio se llega a la literatura”, expresó Schujer. “Yo no creo en la pedagogía, confío también en ese método, en la pasión trasmitida”, aseveró Huidobro, autora de la novela El lugar perdido, premio Clarín 2007.
El privilegio de preguntar lo tuvo un público numeroso que a cada instante demostró su entusiasmo. De manera que las escritoras pudieron abordar temas muy variados, como su experiencia con los narradores orales en la recreación de sus historias, y la dificultad, en ocasiones, que acarrea dicho pasaje, por ejemplo, en la preservación del espíritu de un cuento.
También se debatió acerca de las desventajas de las ilustraciones, y los diseños, a la hora de editar los libros de cuentos infantiles. Algunas editoriales dan mayor lugar a las imágenes en desmedro del texto. “Siempre me gusta recordar una frase de Emma Wolf: contar un cuento es resolver un problema”, dijo Schujer, procurando devolver su lugar a la historia contada.
Del público llegó una pregunta que desplegó un tema interesante: la censura. “En la época del proceso, autoras como Laura Devetach y Elsa Bornemann fueron prohibidas por exceso de fantasía”, explicó Schujer. “Acertaron, se dieron cuenta lo peligroso que es construir mundos paralelos”, concluyó. La autora continuó manifestando su enojo con las propias dificultades de publicar historias a su gusto en los tiempos que corren: “las críticas y quejas que sobrevienen al hablar de ciertos temas, los hacen, aún inabordables”.
Siempre que no se imponga una interpretación autoritaria, las dos autoras se mostraron maravilladas por las múltiples lecturas que pueden dar sus pequeños lectores. Norma Huidobro destacó: “cualquier cosa que me digan los chicos sobre mis personajes, es toda una sorpresa”. Y Schujer agregó: “Descubrí cosas insólitas, antes nunca vistas en mi literatura, a partir de la imaginación de ellos”.
Por último, la charla se enriqueció al hablar sobre el estado actual de las editoriales dedicadas al género. “Hay muchas editoriales nuevas que surgieron a partir del año 2000”, aportó Huidobro. “Emprendimientos que vinieron a oxigenar el ambiente”, siguió Schujer, “y que fueron surgiendo como reacción al fenómeno de concentración del mercado que se dio a fines del ´80 y de los años ´90, a manos de las grandes editoriales”.
En el próximo encuentro del ciclo, el turno es del teatro. Se presentarán los platenses César Palumbo, Ricardo Gil Soria y Omar Musa.
Sofía Silva
Nota publicada en el diario Diagonales, el lunes 12 de octubre de 2009.
Las escritoras, diestras en el género, intercambiaron opiniones tanto sobre el trabajo de escritura como sobre la publicación. Coincidieron en la búsqueda de los personajes de sus historias y la fuente de inspiración en el mundo de los niños. Y siguieron esbozando coincidencias al subrayar el papel fundamental de aquellos lectores que fomentan la lectura desde los primeros años, “sólo por contagio se llega a la literatura”, expresó Schujer. “Yo no creo en la pedagogía, confío también en ese método, en la pasión trasmitida”, aseveró Huidobro, autora de la novela El lugar perdido, premio Clarín 2007.
El privilegio de preguntar lo tuvo un público numeroso que a cada instante demostró su entusiasmo. De manera que las escritoras pudieron abordar temas muy variados, como su experiencia con los narradores orales en la recreación de sus historias, y la dificultad, en ocasiones, que acarrea dicho pasaje, por ejemplo, en la preservación del espíritu de un cuento.
También se debatió acerca de las desventajas de las ilustraciones, y los diseños, a la hora de editar los libros de cuentos infantiles. Algunas editoriales dan mayor lugar a las imágenes en desmedro del texto. “Siempre me gusta recordar una frase de Emma Wolf: contar un cuento es resolver un problema”, dijo Schujer, procurando devolver su lugar a la historia contada.
Del público llegó una pregunta que desplegó un tema interesante: la censura. “En la época del proceso, autoras como Laura Devetach y Elsa Bornemann fueron prohibidas por exceso de fantasía”, explicó Schujer. “Acertaron, se dieron cuenta lo peligroso que es construir mundos paralelos”, concluyó. La autora continuó manifestando su enojo con las propias dificultades de publicar historias a su gusto en los tiempos que corren: “las críticas y quejas que sobrevienen al hablar de ciertos temas, los hacen, aún inabordables”.
Siempre que no se imponga una interpretación autoritaria, las dos autoras se mostraron maravilladas por las múltiples lecturas que pueden dar sus pequeños lectores. Norma Huidobro destacó: “cualquier cosa que me digan los chicos sobre mis personajes, es toda una sorpresa”. Y Schujer agregó: “Descubrí cosas insólitas, antes nunca vistas en mi literatura, a partir de la imaginación de ellos”.
Por último, la charla se enriqueció al hablar sobre el estado actual de las editoriales dedicadas al género. “Hay muchas editoriales nuevas que surgieron a partir del año 2000”, aportó Huidobro. “Emprendimientos que vinieron a oxigenar el ambiente”, siguió Schujer, “y que fueron surgiendo como reacción al fenómeno de concentración del mercado que se dio a fines del ´80 y de los años ´90, a manos de las grandes editoriales”.
En el próximo encuentro del ciclo, el turno es del teatro. Se presentarán los platenses César Palumbo, Ricardo Gil Soria y Omar Musa.
Sofía Silva
Nota publicada en el diario Diagonales, el lunes 12 de octubre de 2009.
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