Daniel Menafra y Fernando Alfón
En otra ocasión de los jueves literarios en el Centro Cultural Islas Malvinas, la editorial Mil Botellas organizó una mesa para conversar sobre el poeta Almafuerte. Los invitados, Fernando Alfón y Daniel Menafra, uno escritor, el otro filósofo, exploraron sus discursos y poesías al tiempo que emprendieron la tarea inseparable de preguntarse por la vida del poeta.
Oriundo de un pueblo del interior de la provincia de Buenos Aires que a mediados del siglo XIX aún no llevaba el nombre de San Justo y se perdía sin límites entre otros pueblos, Almafuerte partió de su lugar natal para recorrer el norte de la provincia como maestro de escuela y anclarse, hacia el final de su vida, en la calle 66 y 5 de esta ciudad. En busca de la promesa de un trabajo que aliviara su situación económica y le permitiese escribir en sus ratos libres, llegó a La Plata, ciudad que más tarde lo alzará como baluarte.
“¿Qué es Almafuerte, su vida o su obra poética?”, fue la pregunta de Fernando Alfón que abrió la charla. Tanto el poeta nicaragüense Rubén Darío como el escritor argentino Ricardo Rojas, coincidieron en un primer análisis sobre Almafuerte: “ellos van a mostrarse inseguros de llamarlo poeta, por las imperfecciones halladas en su obra; lo sitúan como una persona más interesante por su vida que por su obra”, explicó Alfón.
En sentido contrario, Daniel Menafra quien recurrió al análisis de la obra poética de Almafuerte para su tesis de licenciatura, durante la charla, rescató su condición de poeta y mixturó su caracterización con pasajes de las Evangélicas negras y con poemas, “¡Piu Avanti!” y “Como los bueyes” entre otros. Y expresó, “campos como la poesía y la literatura tienen mucho para ofrecer al pensador en su búsqueda de la verdad que hoy, parece estar monopolizada sólo por la ciencia”.
Entretanto, Alfón recordó las palabras de Jorge L. Borges luego de que otro poeta, Evaristo Carriego, le revelara por primera vez los versos de Almafuerte, “su poesía es algo físico, un impacto al cuerpo”. Y para reforzar la valoración que hizo el autor de El Aleph del poeta homenajeado, Alfón agregó que “Borges es uno de los primeros que pone en juicio y reconoce la obra poética de Almafuerte, ya no tanto su vida. Lo conmueve la contundencia de su poesía y le va interesar sobre todo, el trabajo que hace Almafuerte con la universalidad”.
Almafuerte, un personaje seductor por sus contradicciones, trajo a la mesa más interrogantes, “¿Cómo abrazar el ideal de Sarmiento y de Mitre y a su vez, escribir poemas que uno diría propios de una pluma anarquista?”, cuestionó Menafra. Y a esas contradicciones, el filósofo optó por encuadrarlas en una mirada de época: “Almafuerte era un enamorado del progreso como cualquier hombre del siglo XIX”.
Y hacia el final, desde el público, surgió otra pregunta: “¿por qué Almafuerte ya no se lee en las escuelas?”. Menafra enumeró, “la chusma, lo satánico, la ausencia de una deidad, son temas recurrentes en su poesía. Almafuerte buscaba incomodar, fue política y culturalmente incorrecto, por esa razón creo que, hoy, no es enseñado en las escuelas”. Y a esa pregunta se dio también, otra respuesta, “es interesante tener en cuenta que no tuvo a nadie que lo incluyera como parte del canon literario. No tuvo un Lugones como si lo tuvo el Martín Fierro de Miguel Hernández”, opinó Alfón rescatando una de las cuestiones más importantes de la historia literaria del país.
Este mes de junio, los encuentros continuaran con la “Ronda de poesía”. El próximo jueves 10, a las 19.30hs, se presentará la poeta Juana Bignozzi para conversar sobre su extensa trayectoria en el género.
Sofía Silva
Foto: Delfina Magnoni
Nota publicada en el diario Diagonales, el domingo 6 de junio de 2010.
Oriundo de un pueblo del interior de la provincia de Buenos Aires que a mediados del siglo XIX aún no llevaba el nombre de San Justo y se perdía sin límites entre otros pueblos, Almafuerte partió de su lugar natal para recorrer el norte de la provincia como maestro de escuela y anclarse, hacia el final de su vida, en la calle 66 y 5 de esta ciudad. En busca de la promesa de un trabajo que aliviara su situación económica y le permitiese escribir en sus ratos libres, llegó a La Plata, ciudad que más tarde lo alzará como baluarte.
“¿Qué es Almafuerte, su vida o su obra poética?”, fue la pregunta de Fernando Alfón que abrió la charla. Tanto el poeta nicaragüense Rubén Darío como el escritor argentino Ricardo Rojas, coincidieron en un primer análisis sobre Almafuerte: “ellos van a mostrarse inseguros de llamarlo poeta, por las imperfecciones halladas en su obra; lo sitúan como una persona más interesante por su vida que por su obra”, explicó Alfón.
En sentido contrario, Daniel Menafra quien recurrió al análisis de la obra poética de Almafuerte para su tesis de licenciatura, durante la charla, rescató su condición de poeta y mixturó su caracterización con pasajes de las Evangélicas negras y con poemas, “¡Piu Avanti!” y “Como los bueyes” entre otros. Y expresó, “campos como la poesía y la literatura tienen mucho para ofrecer al pensador en su búsqueda de la verdad que hoy, parece estar monopolizada sólo por la ciencia”.
Entretanto, Alfón recordó las palabras de Jorge L. Borges luego de que otro poeta, Evaristo Carriego, le revelara por primera vez los versos de Almafuerte, “su poesía es algo físico, un impacto al cuerpo”. Y para reforzar la valoración que hizo el autor de El Aleph del poeta homenajeado, Alfón agregó que “Borges es uno de los primeros que pone en juicio y reconoce la obra poética de Almafuerte, ya no tanto su vida. Lo conmueve la contundencia de su poesía y le va interesar sobre todo, el trabajo que hace Almafuerte con la universalidad”.
Almafuerte, un personaje seductor por sus contradicciones, trajo a la mesa más interrogantes, “¿Cómo abrazar el ideal de Sarmiento y de Mitre y a su vez, escribir poemas que uno diría propios de una pluma anarquista?”, cuestionó Menafra. Y a esas contradicciones, el filósofo optó por encuadrarlas en una mirada de época: “Almafuerte era un enamorado del progreso como cualquier hombre del siglo XIX”.
Y hacia el final, desde el público, surgió otra pregunta: “¿por qué Almafuerte ya no se lee en las escuelas?”. Menafra enumeró, “la chusma, lo satánico, la ausencia de una deidad, son temas recurrentes en su poesía. Almafuerte buscaba incomodar, fue política y culturalmente incorrecto, por esa razón creo que, hoy, no es enseñado en las escuelas”. Y a esa pregunta se dio también, otra respuesta, “es interesante tener en cuenta que no tuvo a nadie que lo incluyera como parte del canon literario. No tuvo un Lugones como si lo tuvo el Martín Fierro de Miguel Hernández”, opinó Alfón rescatando una de las cuestiones más importantes de la historia literaria del país.
Este mes de junio, los encuentros continuaran con la “Ronda de poesía”. El próximo jueves 10, a las 19.30hs, se presentará la poeta Juana Bignozzi para conversar sobre su extensa trayectoria en el género.
Sofía Silva
Foto: Delfina Magnoni
Nota publicada en el diario Diagonales, el domingo 6 de junio de 2010.
1 comentario:
Los pensamientos de un grande "Menafra"(Maximiliano Jimenez)
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