“Me convencieron de que era un narrador oral, un especialista, cuestión que todavía no entiendo, sigo creyendo que yo cuento”, confesó Moscoloni, como respuesta a la moda que, según él, pregona el profesionalismo del narrador. Por eso prefirió identificarse con aspectos más ligados a la cultura popular en el relato de historias. Partiendo de la figura de los abuelos y los padres se puede desandar este camino. Los abuelos, despojados de profesionalismo, cambian las entonaciones en distintos momentos de un relato para cautivar al niño, para crear un clima que resulte real. Estas serían las primeras experiencias con la literatura. Un punto de partida que data de una larga herencia histórica y que permite adentrarse en las particularidades del género.
Al recordar sus inicios como narrador, Moscoloni señaló: “comencé a transitar el camino de la oralidad a partir de conocer de cerca las experiencias de la revolución Sandinista que terminó con una dictadura de cincuenta años, en julio de 1979. A través de la palabra, la experiencia nicaragüense construyó un ejército popular que derrotó a un ejército profesional”. Sin desestimar el papel de las armas en ese triunfo, Moscoloni agregó que fue vital el rol de la palabra para convertir al pueblo nicaragüense en eje de su propio destino. Los escritores latinoamericanos supieron ser grandes escuchas de estas manifestaciones del pueblo, y es aquí que se teje la relación de la oralidad con la literatura.
Al lado del público y sin micrófono, Roberto Moscoloni abandonó el pequeño escenario para relatar cinco de sus cuentos. Antes del cierre, una persona del público sostuvo que el nuevo auge de la narración oral podía estar relacionado con la necesidad de manifestarse después de muchos años de silencio, de recuperar los espacios perdidos, idea a la que Moscoloní adhirió.
El ciclo, organizado por el Grupo Editor Mil Botellas, continúa el próximo jueves a las 19:30, con la presencia de los Abuelos y Abuelas Cuentacuentos de la Biblioteca Euforión.
Javier Guiamet
Al recordar sus inicios como narrador, Moscoloni señaló: “comencé a transitar el camino de la oralidad a partir de conocer de cerca las experiencias de la revolución Sandinista que terminó con una dictadura de cincuenta años, en julio de 1979. A través de la palabra, la experiencia nicaragüense construyó un ejército popular que derrotó a un ejército profesional”. Sin desestimar el papel de las armas en ese triunfo, Moscoloni agregó que fue vital el rol de la palabra para convertir al pueblo nicaragüense en eje de su propio destino. Los escritores latinoamericanos supieron ser grandes escuchas de estas manifestaciones del pueblo, y es aquí que se teje la relación de la oralidad con la literatura.
Al lado del público y sin micrófono, Roberto Moscoloni abandonó el pequeño escenario para relatar cinco de sus cuentos. Antes del cierre, una persona del público sostuvo que el nuevo auge de la narración oral podía estar relacionado con la necesidad de manifestarse después de muchos años de silencio, de recuperar los espacios perdidos, idea a la que Moscoloní adhirió.
El ciclo, organizado por el Grupo Editor Mil Botellas, continúa el próximo jueves a las 19:30, con la presencia de los Abuelos y Abuelas Cuentacuentos de la Biblioteca Euforión.
Javier Guiamet
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