“En una realidad desbordante, la palabra, la literatura, nos salva. Es allí, cuando la realidad nos supera y necesitamos creer en las historias, zambullirnos en la fantasía y la ficción” sostuvo Claudio Ledesma, coordinador del Grupo Palabras de Mujer, a favor de la literatura como aliciente frente a las adversidades. Ledesma y las nueve narradoras, integrantes del grupo, ocuparon la mesa del ciclo Cuatro Ficciones, el jueves pasado en el Centro Cultural Islas Malvinas.
El Grupo platense Palabras de Mujer comenzó el encuentro exponiendo su reciente inicio como cuentacuentos, la heterogeneidad de sus integrantes teniendo en cuenta sus distintas profesiones y el placer de narrar en diferentes lugares y situaciones. Entre reflexiones y relatos fueron desentrañando el curioso pasaje del acto solitario y silencioso de la lectura al acto público de la narración. El cuento, para ellas, se transforma en una excusa para contarse a sí mismas, apropiarse de vocablos ajenos y tomar la palabra.
Las narradoras orales comenzaron con una interpretación de la historia de Álvaro, un niño despojado de afectos, que sentado en el umbral espera a quien dicen que es su padre, anhelando la decisión de que éste lo reciba. Luego, a dos voces y sin micrófono, dos de las integrantes lograron la mayor atención del público con relatos acompañados de ademanes, registros y cuerpo expresándose. También se oyeron cuentos de la escritora cordobesa Alejandra Oliver Guyer, “Si tienes un papá mago” de Gabriela Kesselman, un relato inédito con título “Palabras de Ana”, y tres microcuentos, uno de ellos, de Marco Denevi.
El grupo Palabras de Mujer amplió la propuesta de la narración oral como medio de expresión, una idea en la que coincidieron los anteriores invitados al ciclo del mes de julio, tanto Roberto Moscoloni como las abuelas y abuelos cuentacuentos. Las dificultades surgen, según el grupo coordinado por Ledesma, al momento de elegir un cuento para narrar y las posibles formas de llegar a la interpretación final. En este pasaje de la intimidad a la oralidad, los cuentos juegan con el lenguaje y la memoria, con las imágenes evocadoras y lo alegórico para reconstruir sus tramas, así también lo dicho y lo oculto en las historias.
Sobre el cierre del encuentro, el coordinador continuó expresando su idea sobre los hacedores de historias y el oficio del cuentacuentos, colmado de técnicas y secretos. “No relato cuentos de mi autoría. Mi objetivo es contar bien los textos de autores que admiro”, agregó. Por último, como portavoz de las inquietudes de un niño, Claudio Ledesma narró la adaptación de una novela autobiográfica de Graciela Cabal.
El próximo jueves a las 19.30 hs. se presentaran Los Decidores, coordinado también por Claudio Ledesma, cerrando el ciclo de narraciones orales. Este espacio creado por el Grupo Editor Mil Botellas junto al Centro Cultural Islas Malvinas, comenzó en el mes de mayo con “La Joven Guardia”, ciclo dedicado a los jóvenes escritores argentinos, continuó en junio con “Rebelión de Vocablos”, destinado a la poesía. Para agosto se esperan tres mesas con autores de biografías políticas, de escritores y de músicos populares.
Sofía Silva
El Grupo platense Palabras de Mujer comenzó el encuentro exponiendo su reciente inicio como cuentacuentos, la heterogeneidad de sus integrantes teniendo en cuenta sus distintas profesiones y el placer de narrar en diferentes lugares y situaciones. Entre reflexiones y relatos fueron desentrañando el curioso pasaje del acto solitario y silencioso de la lectura al acto público de la narración. El cuento, para ellas, se transforma en una excusa para contarse a sí mismas, apropiarse de vocablos ajenos y tomar la palabra.
Las narradoras orales comenzaron con una interpretación de la historia de Álvaro, un niño despojado de afectos, que sentado en el umbral espera a quien dicen que es su padre, anhelando la decisión de que éste lo reciba. Luego, a dos voces y sin micrófono, dos de las integrantes lograron la mayor atención del público con relatos acompañados de ademanes, registros y cuerpo expresándose. También se oyeron cuentos de la escritora cordobesa Alejandra Oliver Guyer, “Si tienes un papá mago” de Gabriela Kesselman, un relato inédito con título “Palabras de Ana”, y tres microcuentos, uno de ellos, de Marco Denevi.
El grupo Palabras de Mujer amplió la propuesta de la narración oral como medio de expresión, una idea en la que coincidieron los anteriores invitados al ciclo del mes de julio, tanto Roberto Moscoloni como las abuelas y abuelos cuentacuentos. Las dificultades surgen, según el grupo coordinado por Ledesma, al momento de elegir un cuento para narrar y las posibles formas de llegar a la interpretación final. En este pasaje de la intimidad a la oralidad, los cuentos juegan con el lenguaje y la memoria, con las imágenes evocadoras y lo alegórico para reconstruir sus tramas, así también lo dicho y lo oculto en las historias.
Sobre el cierre del encuentro, el coordinador continuó expresando su idea sobre los hacedores de historias y el oficio del cuentacuentos, colmado de técnicas y secretos. “No relato cuentos de mi autoría. Mi objetivo es contar bien los textos de autores que admiro”, agregó. Por último, como portavoz de las inquietudes de un niño, Claudio Ledesma narró la adaptación de una novela autobiográfica de Graciela Cabal.
El próximo jueves a las 19.30 hs. se presentaran Los Decidores, coordinado también por Claudio Ledesma, cerrando el ciclo de narraciones orales. Este espacio creado por el Grupo Editor Mil Botellas junto al Centro Cultural Islas Malvinas, comenzó en el mes de mayo con “La Joven Guardia”, ciclo dedicado a los jóvenes escritores argentinos, continuó en junio con “Rebelión de Vocablos”, destinado a la poesía. Para agosto se esperan tres mesas con autores de biografías políticas, de escritores y de músicos populares.
Sofía Silva
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