lunes, 22 de septiembre de 2008

"Me gusta la literatura que plantea cierta exigencia"

El jueves pasado, durante la charla que duró más de dos horas, Martín Kohan recurrió a definiciones claras, sin matices. Como escritor considera imprescindible arriesgarse al momento de narrar, al límite, incluso, de perder un lector. “Me gusta la literatura que plantea cierta exigencia. Distinto del arte de consumo, que elude las complejidades” sostuvo, reafirmando su propuesta literaria, afianzada en la pereza del relato y en lograr tensión en momentos, en apariencia, intrascendentes. Por eso, citó a la obra de Juan José Saer como una de sus principales influencias.
Entre los recursos literarios, Kohan destacó una búsqueda, la de retratar la eficacia del imaginario nacional y la figura del héroe argentino atravesado por el fracaso. Por eso la obstinación, a lo largo de sus obras ensayísticas, en personajes históricos como San Martín, Esteban Echeverría y Eva Perón. A la hora de hacer ficción, Kohan elige personajes anónimos en situaciones cotidianas, personajes que acatan a figuras poderosas, esenciales para la ejecución de los planes del Estado. Así se aprecia en su última novela Ciencias morales (2007), donde el escritor detiene su mirada sobre una preceptora del Colegio Nacional de Buenos Aires, que encuentra placer en la obediencia a la autoridad. Mientras que en Dos veces junio (2002), el protagonista es un chofer conscripto y al servicio de un médico, éste involucrado en las turbias labores de la ESMA. Confesó también, su cuenta pendiente con otra novela, Villa de Luis Gusmán, uno de los disparadores para escribir Dos veces junio.
Martín Kohan afirmó sentirse cómodo con los distintos géneros narrativos, optar por uno o por otro dependerá puramente del deseo de escribir, una actividad solitaria, en constante tensión con actividades socialmente aceptadas, que lo abstrae del vértigo de la rutina y de la vida misma.
Al referirse a la situación actual de la literatura, reflexionó sobre la poca relevancia que tienen hoy los escritores y los libros en la sociedad. Luego de acusar a las instituciones y su ineficacia para estimular la escritura, Kohan aconsejó que quién pretenda explorar el mundo literario, no necesita más que sentarse a leer y a escribir. “La escritura es uno de los pocos lugares donde se hace realmente lo que se tiene ganas”. Y agregó que la posibilidad de publicar, en su caso, no es un hecho determinante al momento de decidir el tiempo dedicado a la escritura.
Se consideró admirador de la poesía, nombres como Juan Gelman, Joaquín Gianuzzi y Arturo Carrera remiten a manifestaciones impensadas desde el lenguaje. Si bien se confesó distante del género, rescató el afán estético del poeta para construir un estilo. “Una palabra nunca da lo mismo que otra en la buena literatura”. Y aclaró, “en las novelas hechas para gustar a todos se eligen las palabras más esperadas”.
Sobre el final del encuentro Kohan eligió dos novelas para él deslumbrantes, Glosa de Juan José Saer y El sonido y la furia de William Faulkner. Y adelantó al público la temática de su próxima novela: un narrador enfrentado por el odio a su personaje, y donde también procura sumergirse en el registro de la novela paródica. Una novela que aún no tiene título, reconoció.
El ciclo Cuatro Ficciones, organizado por el Grupo Editor Mil Botellas, en el Centro Cultural Islas Malvinas, continúa el próximo jueves con la visita del poeta Arturo Carrera.

Ayelén Fiebelkorn y Sofía Silva
Diario Diagonales, lunes 22/09/08.


Javier Guiamet, Ramón D. Tarruella, Martín Kohan, Juan Manuel Bellini y Sofía Silva.

Abajo, Verónica Stedile y Estefanía Dubois

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