Una detenida lectura de una buena parte de la historia del rock argentino fue el motivo para que un numeroso público se concentrara el jueves pasado al tercer encuentro literario, en el Centro Cultural Islas Malvinas. Esta vez, se transitó por el rock nacional y sus transformaciones, desde tiempo antes a la última dictadura militar.
“Se trata de una cultura, no simplemente de un género musical”, definió el artista plástico Ricardo “Mono” Cohen su gusto privilegiado por el rock. El artista plástico, también conocido por Rocambole, se mostró dispuesto a un intercambio junto al periodista Martín Graziano, autor del libro Estación Imposible, una investigación sobre la historia de la revista Expreso imaginario, que significó no sólo una publicación de rock, sino también trató aquellos temas culturales, incómodos para la última dictadura militar, una revista ideada por Jorge Pistocchi y Pipo Lernoud.
Desde fines de la década del sesenta, el rock argentino iría tomando impulso para conformar el refugio de toda una generación de jóvenes, y simultáneo a ese nacimiento se agravarían los avatares políticos y sociales. Mientras el régimen impartía autoridad, la resistencia daba lugar a toda una cultura subterránea. En estos aspectos insistieron los invitados; uno de ellos, Rocambole, fundador de La Cofradía de La Flor Solar, el otro, Graziano, encaminado por la reconstrucción de uno de los medios periodísticos más trascendentes.
“Se trata de una cultura, no simplemente de un género musical”, definió el artista plástico Ricardo “Mono” Cohen su gusto privilegiado por el rock. El artista plástico, también conocido por Rocambole, se mostró dispuesto a un intercambio junto al periodista Martín Graziano, autor del libro Estación Imposible, una investigación sobre la historia de la revista Expreso imaginario, que significó no sólo una publicación de rock, sino también trató aquellos temas culturales, incómodos para la última dictadura militar, una revista ideada por Jorge Pistocchi y Pipo Lernoud.
Desde fines de la década del sesenta, el rock argentino iría tomando impulso para conformar el refugio de toda una generación de jóvenes, y simultáneo a ese nacimiento se agravarían los avatares políticos y sociales. Mientras el régimen impartía autoridad, la resistencia daba lugar a toda una cultura subterránea. En estos aspectos insistieron los invitados; uno de ellos, Rocambole, fundador de La Cofradía de La Flor Solar, el otro, Graziano, encaminado por la reconstrucción de uno de los medios periodísticos más trascendentes.
“La contracultura del rock aparecía desbordando toda coerción”, definió Graziano. Luego Rocambole recordó a un puñado de artistas e intelectuales desaparecidos con quienes tuvo una estrecha relación porque también, “las ordalías de la policía eran como tales, cercanas y sufridas por nosotros”.
A continuación, llegaron elogios para Miguel Cantilo por sus letras sin rodeos, por ejemplo “Apremios ilegales”, del año 1972, del segundo disco de Pedro y Pablo. Más tarde, Rocambole contó con lujo de detalles la historia de La Cofradía, y allí, la figura de Onganía y de los desertores de la Facultad de Bellas Artes reunidos en el común amorío por el rock and roll, para remitirse finalmente a los mejores tiempos de la banda en el festival de Atenas, del año 1969 en La Plata, de una duración de treinta horas sin pausa. En ese encuentro participaron Moris, Almendra, Pajarito Zaguri y Manal, entre otros. La Cofradía iría conformando una ligazón duradera, hasta incluso después de los años setenta en que el acecho dictatorial fue desmembrando cada vez más aquellas expresiones.
Por su parte, Martín Graziano rescató los patios caseros donde hoy continúan tocando un buen número de bandas locales, fuera del ego y tras el funeral de las icónicas estrellas de rock, destacando el lugar privilegiado que ha tenido la ciudad en la construcción de esos refugios.
Cerrando el ciclo de charlas dedicadas a la memoria, que organiza el Grupo Editor Mil Botellas en el Centro Cultural Malvinas, el próximo jueves a las 19.30 hs. los invitados serán tres artistas e hijos de desaparecidos, los escritores Raquel Robles (premio novela "Clarín" 2008) y Félix Bruzzone (autor de 76 y Los topos), junto a Nicolás Prividera (director del documental M).
Sofía Silva
Miembro del Grupo Editor Mil Botellas
A continuación, llegaron elogios para Miguel Cantilo por sus letras sin rodeos, por ejemplo “Apremios ilegales”, del año 1972, del segundo disco de Pedro y Pablo. Más tarde, Rocambole contó con lujo de detalles la historia de La Cofradía, y allí, la figura de Onganía y de los desertores de la Facultad de Bellas Artes reunidos en el común amorío por el rock and roll, para remitirse finalmente a los mejores tiempos de la banda en el festival de Atenas, del año 1969 en La Plata, de una duración de treinta horas sin pausa. En ese encuentro participaron Moris, Almendra, Pajarito Zaguri y Manal, entre otros. La Cofradía iría conformando una ligazón duradera, hasta incluso después de los años setenta en que el acecho dictatorial fue desmembrando cada vez más aquellas expresiones.
Por su parte, Martín Graziano rescató los patios caseros donde hoy continúan tocando un buen número de bandas locales, fuera del ego y tras el funeral de las icónicas estrellas de rock, destacando el lugar privilegiado que ha tenido la ciudad en la construcción de esos refugios.
Cerrando el ciclo de charlas dedicadas a la memoria, que organiza el Grupo Editor Mil Botellas en el Centro Cultural Malvinas, el próximo jueves a las 19.30 hs. los invitados serán tres artistas e hijos de desaparecidos, los escritores Raquel Robles (premio novela "Clarín" 2008) y Félix Bruzzone (autor de 76 y Los topos), junto a Nicolás Prividera (director del documental M).
Sofía Silva
Miembro del Grupo Editor Mil Botellas
Nota publicada en Diagonales, el lunes 23 de marzo de 2009.
Después de la charla, Rocambole y Martín Graziano también pasaron por la clásica foto.
Mil Botellas junto a los invitados
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