lunes, 30 de marzo de 2009

Tres hijos de la dictadura, tres relatos que preguntan


Es difícil matar a los padres cuando otros ya lo hicieron por vos”, sentenció Nicolás Prividera, director del documental M, en el marco de las charlas literarias en el Centro Cultural Islas Malvinas. Sentencia provocativa y movilizadora, que permitió el debate acerca de cómo los hijos de la dictadura han leído la historia de sus padres, y qué discursos fueron ganando terreno. También participaron de la charla Raquel Robles, ganadora del Premio Clarín con su novela Perder, y Félix Bruzzone autor de Los topos e integrante de la Editorial Tamarisco.
Raquel Robles habló acerca de la formación de H.I.J.O.S. como una mirada que surge desde otro lugar. “Los hijos nos sentimos en comunión, estábamos contentos de habernos encontrado, en nuestro dolor compartido había una manera de profesar alegría”. En este distanciamiento, la autora de Perder ve la posibilidad que hubo de retomar los testimonios y ficcionarlos. Félix Bruzzone agregó al conflicto de la representación, el de los paradigmas de lecturas. Según el escritor aún no han cambiado las maneras de leerse ni la historia, ni la literatura. En una apuesta por el espectador, Nicolás Prividera retomó el debate diciendo que hay que terminar con cierta narración y discurso fosilizado como el del realismo socialista, para plantear el conflicto mismo de la obra en el espectador o el lector. “Una escena de tortura puede ser inquietante, pero si no se la interroga, hay un problema. Creo que la audiencia tiene que sentirse interpelada, para sacarla del lugar, moverla a hacer algo, que patee puertas o haga la Revolución, aunque esto sea un ideal, porque la platea, a veces, también representa los ámbitos de discusión, y los representa pobres”.
El cineasta también reivindicó los relatos que abren y multiplican los conflictos, aún cuando no se les encuentren respuestas, porque según él, lo que tiene que ser fisurado hoy es el discurso de derecha que dice estar cansado de libros y películas sobre la dictadura, porque “ya se sabe todo, ya se ha contado todo”.
De alguna manera, Prividera y Robles disintieron en la forma de proponer sus relatos. La escritora dijo que planteaba conflictos de resolución en la misma trama, que la escritura y el cine eran el relato de la excepción y que podían ofrecer soluciones a los interrogantes políticos. El director de M contestó que le interesa plantearse las preguntas inconclusas, cuya respuesta él desconoce; por ejemplo, si alguna vez existió cierta unión entre la clase media militante y los obreros.
Avanzada la charla se habló sobre los años noventa. Prividera rápidamente marcó una continuidad en la política económica entre la dictadura y el menemismo. Bruzzone trajo a cita a Martín Retjman, escritor de los noventa, porque desde la escritura minimalista plantea sutiles conflictos políticos de la clase media. El cineasta, sobre la premisa de que “todo arte es un hecho político”, agregó que no debe confundirse una aparente indiferencia en la narración que busca, detrás de eso, interpelar al otro, con la verdadera indiferencia.
El ciclo Cuatro Ficciones, organizado por el Grupo Editor Mil Botellas, continúa el 16 de abril, en un mes dedicado a presentación de libros.

Verónica Stedile
Integrante del Grupo Editor Mil Botellas
Nota publicada en Diagonales, el lunes 30 de marzo de 2009.



Verónica Stedile, Juan M. Bellini, Ramón Tarruella, Félix Bruzzone, Raquel Robles, Nicolás Prividera y Sofía Silva, posando para la foto (de Martín Luna) en el patio del C.C Malvinas.

No hay comentarios: