Lejos de la costa es el último libro del poeta Osvaldo Ballina y se presentó el pasado jueves en el Centro Cultural Malvinas. Entre citas de versos, digresiones, y lecturas de poesías en voz alta, el encuentro permitió al público recorrer sin timidez la obra y arrimarse a la nueva propuesta del autor.
“El lenguaje de este libro se acomoda a un escenario atravesado por lo imprevisto”, dijo Alejandro Fontenla, escritor y ensayista que acompañó al poeta comunicando al público la sorpresa, y la curiosidad, que le despertó la lectura del libro. Allí, “se junta la reiteración, el caos de significados, una sintaxis que rompe las secuencias, con el más profundo sentido de la existencia”. La mesa fue compartida también con Raúl Ordenavía, director de Ediciones Al Margen y responsable de la publicación del libro.
Ballina confesó que la voz elegida para sus poesías imita aquellos hombres que conversan por la noche, en un bosque cerrado por ejemplo, “con palabras apretadas y frases cortas”. La frase del Tiempo recobrado de Marcel Proust le dio un nuevo ángulo a aquella definición: “como los poetas, los búhos ven mejor en las tinieblas”, citó el autor.
Y a esa voz que parece preguntar e interrogarse en lo oscuro, Ballina la ubica precisamente Lejos de la costa; mar adentro. En “un escenario sin referencias, donde uno debe crear su propio mundo”, explicó. Se trata de escribir entre las coordenadas que anticipa el mismo título del libro, “escribir con riesgo”, agregó el autor de El día mayor (1971), Ceremonia Diurna(1983) y Sol que ocupa el corazón (1991) entre otros títulos.
Luego, el poeta se refirió a su oficio: “yo mismo decido cuando termino un libro, que es, digamos, cuando termina un poema. Cuando la tensión del impulso cierra su círculo y ya no hay más que hacer”. Cerrado ese círculo, continuó, “no se debe agregar ningún poema, ningún verso más”.
Acerca del estado del lenguaje hoy, dijo: “tan huecas, tan degradadas están hoy las palabras que no se puede hacer poesía con el leguaje de hoy”. Queda nomás que “romper, fracturar, hacerse de recursos de la poesía para captar y escribir sobre ese lenguaje”.
Y dejó sentada su posición sobre la producción poética actual, “hay hiperactividad y por tanto, muchos poemas pero poca poesía”. “No comparto la idea de degradar el lenguaje que tienen parte de los nuevos poetas, y por eso diferencio la poesía bien escrita del poema”, aseguró para extender su apreciación también al campo de la narrativa. El cierre final lo tuvo el mismo ir y venir por las páginas del libro con la lectura en voz alta de buena parte de los nuevos poemas.
El ciclo que organiza la editorial Mil botellas continúa el jueves con más presentaciones de libros. Para la próxima, la novela Allá, arriba, la ciudad del escritor Ramón D. Tarruella que contará con la presencia de la escritora Tununa Mercado. Como espectáculo musical para celebrar el lanzamiento se presentará el grupo Malevaje Tango Trío, como siempre, a las 19. 30hs.
Sofía Silva
Nota publicada el domingo 25 de abril de 2010 en el diario Diagonales.
“El lenguaje de este libro se acomoda a un escenario atravesado por lo imprevisto”, dijo Alejandro Fontenla, escritor y ensayista que acompañó al poeta comunicando al público la sorpresa, y la curiosidad, que le despertó la lectura del libro. Allí, “se junta la reiteración, el caos de significados, una sintaxis que rompe las secuencias, con el más profundo sentido de la existencia”. La mesa fue compartida también con Raúl Ordenavía, director de Ediciones Al Margen y responsable de la publicación del libro.
Ballina confesó que la voz elegida para sus poesías imita aquellos hombres que conversan por la noche, en un bosque cerrado por ejemplo, “con palabras apretadas y frases cortas”. La frase del Tiempo recobrado de Marcel Proust le dio un nuevo ángulo a aquella definición: “como los poetas, los búhos ven mejor en las tinieblas”, citó el autor.
Y a esa voz que parece preguntar e interrogarse en lo oscuro, Ballina la ubica precisamente Lejos de la costa; mar adentro. En “un escenario sin referencias, donde uno debe crear su propio mundo”, explicó. Se trata de escribir entre las coordenadas que anticipa el mismo título del libro, “escribir con riesgo”, agregó el autor de El día mayor (1971), Ceremonia Diurna(1983) y Sol que ocupa el corazón (1991) entre otros títulos.
Luego, el poeta se refirió a su oficio: “yo mismo decido cuando termino un libro, que es, digamos, cuando termina un poema. Cuando la tensión del impulso cierra su círculo y ya no hay más que hacer”. Cerrado ese círculo, continuó, “no se debe agregar ningún poema, ningún verso más”.
Acerca del estado del lenguaje hoy, dijo: “tan huecas, tan degradadas están hoy las palabras que no se puede hacer poesía con el leguaje de hoy”. Queda nomás que “romper, fracturar, hacerse de recursos de la poesía para captar y escribir sobre ese lenguaje”.
Y dejó sentada su posición sobre la producción poética actual, “hay hiperactividad y por tanto, muchos poemas pero poca poesía”. “No comparto la idea de degradar el lenguaje que tienen parte de los nuevos poetas, y por eso diferencio la poesía bien escrita del poema”, aseguró para extender su apreciación también al campo de la narrativa. El cierre final lo tuvo el mismo ir y venir por las páginas del libro con la lectura en voz alta de buena parte de los nuevos poemas.
El ciclo que organiza la editorial Mil botellas continúa el jueves con más presentaciones de libros. Para la próxima, la novela Allá, arriba, la ciudad del escritor Ramón D. Tarruella que contará con la presencia de la escritora Tununa Mercado. Como espectáculo musical para celebrar el lanzamiento se presentará el grupo Malevaje Tango Trío, como siempre, a las 19. 30hs.
Sofía Silva
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