domingo, 3 de abril de 2011

Marcelo Cohen: “los libros tienen un destino muy raro”


Con un tono de voz pausado que mantuvo a lo largo del encuentro del jueves pasado, Marcelo Cohen hizo un recorrido que lo llevó a recordar su infancia en una “casa de familia judía de clase media”, hasta sus días en España en pleno ocaso del régimen franquista. Y continuó hasta llegar a un presente que lo tiene “enamorado”, un presente de traductor y editor de la revista Otra parte.
Teniendo en claro la espontaneidad de las cosas, Cohen se consideró “autodidacta” desde que dejó la carrera de Letras en el segundo año. Por esa decisión reconoció que “al no tener el patrón que da la universidad leí tarde a autores como Kafka o Marcel Proust”. Sus primeras lecturas se ligaron a lo fantástico pero fue la literatura norteamericana la que le “dio un golpe tremendo”.
Acerca de los días en España, recordó su llegada a veinte días de la muerte del General Franco y un cuadro angustiante en el que “aludes de jóvenes doloridos por el exilio convivían con nostalgia y dolor en un mundo que afloraba con libertad”. Allí se reconoció “escindido” entre el dolor por lo que ocurría en Argentina y la búsqueda de nuevas formas de la lengua en Fontanares, una isla mediterránea.
En Barcelona, ciudad en la que vivió hasta 1996, fue redactor jefe del El viejo topo, revista a la que graficó como “un hervidero” en el que convivían tendencias diversas. La publicación, que llegó a vender 35.000 ejemplares, duró cinco años y culminó en un momento donde los paradigmas culturales cotidianos variaron: “el viejo topo quedó setentosa e identificada con cierta melancolía”, recordó.
De su oficio de traductor dijo que es “la mejor lectura que hay, donde se ve la superficie antes que el contenido”. Labor que desarrolla en editoriales españolas porque aquí en el país “se pagan miserias” y el mundo de la literatura “es mezquino”.
Consultado por el panorama actual opinó que “hay muchas ganas de reconstituir el desprestigiado realismo con novelas relacionadas al clima de época”. También ve “un acercamiento lateral a los setenta por parte de escritores muy buenos que no vivieron esa década y lo hacen de modo sintomático”.
Al retratar sus años en Barcelona, dedicó buena parte a elogiar al escritor español Juan Marsé: “Un hombre de barrio vuelto gran escritor y gran lector”, en referencia al autor de Últimas tardes con Teresa. Transcurridas dos horas de charla, Cohen dijo entre risas que “a esa altura había perdido lucidez”. Para despedirse, invitó a conocer la revista Otra parte, “un espacio de circulación de ideas donde las cosas tienden a suceder de otro modo que se edita tres veces al año”.
El ciclo organizado por la editorial Mil Botellas se reanuda el próximo jueves 7 de abril con la presencia de la escritora Adela Basch, en una mesa dedicada a la literatura infantil.
Mauro Basiuk
FOTO: ARCHIVO MILBOTELLAS.
Nota publicada en el diario Diagonales, el domingo 3 de abril de 2011.

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