Hebe Uhart y Mariana Enríquez, invitadas al ciclo literario organizado por la Editorial Mil Botellas del jueves pasado, mezclaron juventud y experiencia. A pesar de las diferencias de edad y de haber comenzado a publicar en épocas muy diferentes (Uhart en los sesenta y Enríquez a inicios de los noventa), ambas entraron en el mundillo editorial de manera singular. Así, por ejemplo, Hebe recordó que su primer libro lo pagó ella, “y no hice presentación, porque no sabía que se hacían”. Por su parte, Mariana no debió sufrir la angustia del primer libro: “lo primero que escribí me lo publicaron”, y contó como le llegó, casi de casualidad, su libro a manos de Juan Forn, su editor de entonces. Esa experiencia le permitió un aprendizaje intensivo durante la corrección de Bajar es lo peor (1994). “Una novela de jóvenes y drogas, que era lo que la editorial estaba buscando”, dijo Mariana.
En cuanto al lugar que ocupa la escritura en sus vidas, ambas se presentaron como narradoras en estado puro, dejando en claro que para ellas es tan natural como respirar. La relación con el libro que escriben es una obsesión que sólo se termina con la publicación, para volver a un nuevo proyecto, y así una nueva obsesión. “Al escritor lo único que debe importarle es escribir lo mejor que pueda”, afirmó Uhart a quien la exposición mediática y las modas la tienen sin cuidado. Mariana, por su parte, periodista de profesión en medios gráficos, definió a la literatura como “ese lugar que me genera un poco de pudor”, diferenciándolo del periodismo por ese rasgo de intimidad e imaginación propio de la ficción.
“El rol social del escritor”, fue una de las preguntas planteadas por el público, aprovechando el espacio que genera el ciclo para que los lectores puedan interactuar con los invitados. Hebe Uhart, citando al gran cuentista ruso Antón Chéjov (1860-1904), dijo que el escritor lo único que hace es plantear un problema, agregando que ella busca con su obra “algo que no sabe qué es ni por qué lo busca”. Mariana Enríquez agregó que es difícil hablar de rol social del escritor, porque la mayoría de las veces no se tiene conciencia del lector cuando se escribe. En todo caso, “el escritor, como todo artista, termina siendo, conciente o inconcientemente, una antena de su época”, concluyó.
Por último, hablando acerca del trabajo del escritor, Hebe dijo que “la literatura es caos y disciplina”, haciendo hincapié en el esfuerzo y la búsqueda constante, junto con la inspiración para crear con libertad y soltura. Su método de trabajo consiste en pensar mucho sus temas, concebir la idea y luego sí sentarse a escribir. Para Mariana el proceso creativo “nace como un murmullo que se convierte en obsesión”, razón por la cual el tema empieza a formar parte de su vida cotidiana hasta que se convierte en literatura.
En noviembre el ciclo estará dedicado a las biografías. El próximo jueves, Felipe Celesia y Pablo Waisberg presentarán su libro: Firmenich, la historia jamás contada del jefe montonero.
Emmanuel Burgueño
Nota publicada en el diario Diagonales, el lunes 31 de octubre de 2011.
CRÉDITO DE FOTO: ARCHIVO MIL BOTELLAS
En cuanto al lugar que ocupa la escritura en sus vidas, ambas se presentaron como narradoras en estado puro, dejando en claro que para ellas es tan natural como respirar. La relación con el libro que escriben es una obsesión que sólo se termina con la publicación, para volver a un nuevo proyecto, y así una nueva obsesión. “Al escritor lo único que debe importarle es escribir lo mejor que pueda”, afirmó Uhart a quien la exposición mediática y las modas la tienen sin cuidado. Mariana, por su parte, periodista de profesión en medios gráficos, definió a la literatura como “ese lugar que me genera un poco de pudor”, diferenciándolo del periodismo por ese rasgo de intimidad e imaginación propio de la ficción.
“El rol social del escritor”, fue una de las preguntas planteadas por el público, aprovechando el espacio que genera el ciclo para que los lectores puedan interactuar con los invitados. Hebe Uhart, citando al gran cuentista ruso Antón Chéjov (1860-1904), dijo que el escritor lo único que hace es plantear un problema, agregando que ella busca con su obra “algo que no sabe qué es ni por qué lo busca”. Mariana Enríquez agregó que es difícil hablar de rol social del escritor, porque la mayoría de las veces no se tiene conciencia del lector cuando se escribe. En todo caso, “el escritor, como todo artista, termina siendo, conciente o inconcientemente, una antena de su época”, concluyó.
Por último, hablando acerca del trabajo del escritor, Hebe dijo que “la literatura es caos y disciplina”, haciendo hincapié en el esfuerzo y la búsqueda constante, junto con la inspiración para crear con libertad y soltura. Su método de trabajo consiste en pensar mucho sus temas, concebir la idea y luego sí sentarse a escribir. Para Mariana el proceso creativo “nace como un murmullo que se convierte en obsesión”, razón por la cual el tema empieza a formar parte de su vida cotidiana hasta que se convierte en literatura.
En noviembre el ciclo estará dedicado a las biografías. El próximo jueves, Felipe Celesia y Pablo Waisberg presentarán su libro: Firmenich, la historia jamás contada del jefe montonero.
Emmanuel Burgueño
Nota publicada en el diario Diagonales, el lunes 31 de octubre de 2011.
CRÉDITO DE FOTO: ARCHIVO MIL BOTELLAS
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